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Gómez Herrera, F. A. (2023). Transfobia en las disidencias sexuales: la discriminación que no se ve. LiminaR. Estudios Sociales Y Humanísticos, 21(1), 11. https://doi.org/10.29043/liminar.v21i1.992

Resumen

El objetivo de este artículo es estudiar de manera integral la transfobia, en su definición y manifestaciones, con el propósito de rastrear, describir y clasificar prácticas y discursos transfóbicos hacia las poblaciones trans en sus relaciones cotidianas con la comunidad LGB (Lésbico, Gay, Bisexual). Empleando una metodología de orientación cualitativa se realizaron entrevistas semidirigidas a cuatro personas trans jóvenes universitarias y activistas, y a tres jóvenes LGB también universitarias y asociadas con el activismo. Se concluye que existen prácticas transfóbicas entre personas LGB y hacia la comunidad trans, aun cuando no sean “intencionadas”. En ese sentido, se presenta una propuesta de tipología como herramienta de análisis para agrupar y clasificar las manifestaciones transfóbicas.


Introducción

El estudio de la población1 trans en América Latina y en los Estados Unidos puede rastrearse a partir de la segunda mitad del siglo XX (Barrios, 2008). Los análisis elaborados sobre esta población se condensan en dos grandes enfoques (González Embris, 2016). El primero de ellos está relacionado con la construcción de la identidad “trans” y su validez; el segundo se orienta a los procesos de exclusión y discriminación que viven y a los que se enfrentan. El presente artículo se inscribe en el segundo tipo.

En ese segundo grupo, los análisis de discriminación y exclusión se subdividen en aquellos cuya redacción se ha encaminado a narrar las experiencias personales, y a vincular sus trayectorias individuales con elementos estructurales que configuran la realidad social (Rodríguez, 2013). Y los que relacionan ambas dimensiones (Arriaga, 2016) concentrándose, prioritariamente en escudriñar las experiencias de vida entrecruzadas por la transfobia y su desarrollo (Whittle, 2006; Lamas, 2012; Gutiérrez, 2015; Arriaga, 2016) en la vida de las personas trans. Nuevamente, esta investigación se circunscribe en el segundo paradigma.

El objetivo de este artículo es reflexionar de manera integral acerca de la transfobia, en su definición, origen y manifestaciones, con el objetivo principal de rastrear, describir y clasificar las prácticas y discursos transfóbicos (reconocidos en miradas de desaprobación, comentarios y actitudes segregadoras: verbales y físicas) hacia las poblaciones trans2 en sus relaciones con la comunidad LGB (Lésbico, Gay, Bisexual)3 y entre personas trans (Transgéneros y Transexuales).

El estudio de la transfobia tiene repercusiones innegables e inevitables en México, debido a que nuestro país ocupa el segundo lugar a nivel internacional por crímenes de transfobia, sólo después de Brasil con 593 casos registrados de 2008 a 2021 (Transrespect vs Transphobia, 2021). A pesar de lo valiosa de esa estimación, en esos mapeos internacionales solo se contabilizan los casos en que las prácticas transfóbicas devienen en asesinatos, pero no logran rastrear las prácticas y expresiones transfóbicas en su cotidianidad, vacío al que este artículo busca abonar, específicamente en las relaciones entre sectores que han sido leídos y analizados como conjuntos.

Es decir, se busca aquí reflexionar sobre el ejercicio de la transfobia entre personas de las disidencias sexuales que viven o radican en la Ciudad de México. Debe señalarse que este texto forma parte de una investigación más amplia sobre transfobia en las disidencias sexuales en la Ciudad de México, trabajo titulado “El dedo en la llaga: transfobia en las relaciones de personas LGBTT” (Gómez, 2020). Empleando una metodología de orientación cualitativa se elaboraron dos cuestionarios semiestructurados; el primero se aplicó a cuatro personas trans jóvenes universitarios y activistas, y el segundo, a jóvenes activistas LGB.4

El levantamiento de información a través de entrevistas se elaboró en el periodo de noviembre de 2018 a marzo de 2019, aunque el proceso de seguimiento y diálogo con algunas personas entre- vistadas se inició desde 2016. Se eligió a la capital del país porque representa uno de los espacios geográficos de destino para gran parte de la población LGBT en México y Centroamérica (Careaga y Batista, 2017).

Previo a indagar en las condiciones y experiencias de vida de personas trans con la transfobia y de las percepciones frente al mismo fenómeno de algunas personas de la comunidad LGB, consi- dero útil definir la categoría transfobia, para analizar sus implicaciones a nivel social y teórico. En esta investigación, se articulan las definiciones de Arriaga (2016), Lamas (2012), Whittle (2006) y algunos elementos de elaboración propia en torno a las motivaciones para configurar la categoría transfobia: El temor e intolerancia, disgusto, asco e ira hacia las personas travestis, transexuales, transgénero y/o a quienes se sospecha que lo son, detonándose en acciones que son vividas como naturales, manifestadas a través de actitudes segregadoras, verbales (tales como gritos, ofensas, “perreo”)5 y físicas (miradas de desaprobación, empujones, jalones, golpes, tocamientos y otras agresiones) que niegan, vulneran o agreden la calidad humana, identidad de género e integridad de las personas trans y hasta provocar su muerte. Esta puede ser dividida según sus motivaciones en transfobia directa o indirecta. La transfobia directa es guiada por la intención de dañar deliberadamente a una persona en función de su identidad, expresión o estado de género percibido; mientras que la transfobia indirecta es cualquier acción intencional o no intencional discriminatoria basada en la ignorancia o inadvertencia de la identidad de la persona trans.

En este texto, como ya se mencionó, se expone la perspectiva de cuatro personas trans; dos hombres trans, Samir y Mario, que durante la investigación aseveraron contar con 23 y 25 años, y dos mujeres trans, Verónica y Karla, de 24 y 25 años, respectivamente. Cabe señalarse que, por motivos de seguridad, se modificaron los nombres de las personas entrevistadas. Según los intereses de la investigación, las edades se eligieron intencionalmente con el objetivo de prestar especial atención a los años que marcan la transición de la adolescencia a la vida adulta y las modificaciones, tanto corporales como sociales, que devienen, iniciado el proceso de transición/concordancia genérica (Espinosa Rosello, 2010). Se incluye además el análisis del testimonio de tres personas LGB (lesbiana, gay y bisexual), Gabriela, Nidia y Ángel, cuyo rango de edad se encuentra entre los 21 y 23 años, a quienes se cuestionó sobre su relación con la población trans para exponer las relaciones entre las disidencias sexuales, específicamente en situaciones de discriminación.

“Eres un Ken, un hombre de juguete”

Las personas LGB construyen el género y las manifestaciones sexuales en el orden de lo natural, “[...] como algo que trasciende la cultura y los avatares históricos, algo que, por definición, se encuentra más allá -más abajo, en lo profundo, en la base-, como lo biológico, o más arriba, como lo espiritual (Vendrell, 2004). Tanto mujeres como hombres trans consideraron que las poblaciones gais y lésbica eran de las que habían recibido la mayoría de los embates, mientras que la población bisexual tendió a invisibilizarse en casi todas las narraciones, excepto en el testimonio de uno de los hombres trans en que una mujer bisexual vulneró su persona, dando cuenta de su fijación gonadal.

Los testimonios de los varones trans respecto a las experiencias transfóbicas enfrentadas, acaecidas por personas de la comunidad LGB, se desdoblan en dos principales espacios: lúdicos y académicos. Respecto del primero, los testimonios arrojan una visión centrada en una base genital/gonadal de su existencia, principalmente por parte de la población cis gay.

Esa fijación con la genitalidad explica además parte de las aproximaciones y de ligue hipersexualizantes de algunos varones trans, a través de aplicaciones de citas, pero también en espacios académicos reconocidos, por parte de jóvenes cis7 gay. La dimensión “lúdica” del acoso como una forma de aproximación y ligue es percibida por hombres trans como agresiva, violenta y sobre todo vulnerante, ya que parte de dar por sentado el consenso entre las partes.

Entre las disidencias sexuales se reproducen esos supuestos que podemos categorizar como parte del sistema sexo-género en el sentido en que Rubin (1976) señalaba hace cincuenta años. Es decir, “[...] el conjunto de dispositivos mediante el cual una sociedad transforma la sexualidad biológica en productos de la actividad humana, y con los que se satisfacen las necesidades sexuales así transformadas” (Rubin, 1976). Para el caso específico de las experiencias de vida de las personas trans, este fundamento se inscribe en una impronta además cisexual (Cabral, 2009), puesto que sale a relucir como un elemento constitutivo de formas de discriminación que atraviesan la realidad trans. Este sistema está históricamente definido y se concreta tanto en conductas como prácticas y acciones transfóbicas, el sistema sexo-género adquiere una forma particular. El binarismo genérico constituido socialmente, que como ya sabemos no implica relaciones horizontales entre dimensiones masculinas y femeninas, se complejiza por la impronta cisexual que lo recubre, pues predispone una diferenciación más de la realidad social en dos grupos. “Una primera cópula une a hombres y mujeres. Una segunda, a hombres y mujeres, por un lado y por el otro, a todos los demás”. Se trata, como podrá advertirse, del orden habitual de los seres humanos en materia de género encarnado. Ese hábito y esa extrañeza se hacen presentes, a un tiempo, cada vez que alguien distribuye entre hombres y mujeres, pongamos el caso, y personas transexuales. La distinción entre hombres y mujeres y personas transexuales funciona sobre una lógica de distribución que privilegia el primer conjunto mientras que desconoce al segundo (o lo reconoce bajo el imperio de una cópula menor (Cabral, 2009).

Para las mujeres trans entrevistadas los espacios de intercambio lúdico también se perciben como aquellos en que existe mayor predisposición o riesgo para vivir algún acto transfóbico.

Incluso en “espacios seguros” o que históricamente han sido constituidos por la población trans, la transfobia está atravesando sus fronteras para internalizarse.

En los espacios académicos, el segundo gran espacio de ocurrencia, es donde han vivido situaciones de acoso y de “persecución identitaria” por académicos y académicas abiertamente pertenecientes a las disidencias sexuales.

Entre hombres y mujeres trans, las interacciones más preocupantes se han generado con mujeres lesbianas identificadas como TERF’S (Trans Exclusionary Radical Feminist).

En los testimonios acerca de las experiencias frente a la transfobia por parte de algunas personas de las disidencias sexuales, es posible rastrear que, en la reconstrucción de esas narrativas, para quienes han participado como victimarias/os, el sexo se presenta “[...] como un objeto eminentemente natural; es decir, sin otra historia que la historia evolutiva -la ‘historia natural’, por tanto de nuestra especie”. (Vendrell, 2004). Por lo que subyace el sexo frente a toda característica que emane de la cultura. Es decir, para esta población el sexo existe previamente antes que el género y frente a su configuración identitaria. Existen algunos esfuerzos por “desculturalizar” el género, algo que ha cobrado fuerza en los discursos de extrema derecha, y entre grupos conservadores, pero además se hace presente y se ha instalado en algunos sectores del feminismo contemporáneo, ocupando espacios significativos en la Academia y en espacios de sociabilidad, principalmente en el lesbianismo político.

Al considerar que los procesos de identificación de las personas trans ratifican los estereotipos desiguales (de la feminidad y la masculinidad) en torno al género, estas propuestas esencialistas del feminismo contemporáneo apuntan a centralizar y a sobredeterminar los roles genéricos, basados en elementos “naturales” a partir de los cuales el movimiento feminista ha tratado históricamente de deslindarse, como hacedores irrevocables del “destino” de las mujeres. Existen, pues, feminismos excluyentes de personas trans, que utilizan la biología como elemento determinista, y que aunque han buscado “combatir” a la categoría género, de forma contraria, han apuntado al mantenimiento del dimorfismo sexual y el binarismo genérico estableciendo indirecta o directamente una relación causal entre género y sexo. Esta mirada esencialista ha desembocado en el apartamiento de las mujeres trans (aunque también de algunos hombres trans) de varios espacios feministas, tanto académicos como lúdicos, el cisexismo puesto en práctica por quienes luchan contra el sexismo (Cabral, 2009; Vendrell, 2012).

Principales causas de transfobia en las disidencias sexuales

Ahora bien, entre las personas LGB entrevistadas, la percepción sobre la población trans fue respetuosa en general, pero fue posible rastrear algunos supuestos y percepciones transfóbicas en sus imaginarios y visiones del mundo. Las principales causas y motivaciones que los entrevistados identificaron como referentes de la transfobia fueron: la decisión por parte de las personas trans por modificar sus cuerpos, y su expresión genérica. Es decir que las intervenciones corporales siguen siendo una fuente o referente a partir del cual las poblaciones disidentes configuran sus opiniones respecto de la población trans.

Esa concordancia en sus expresiones genéricas se sustenta en la búsqueda por encasillar a la población trans en las categorías binarias vigentes, pasando por uno u otro género, la ausencia o presencia del cis-passing9 configura gran parte de la percepción y experiencias de vida de las personas trans.

Entre las personas de la disidencia sexual participantes, ha sido posible rastrear que la transfobia se percibe como una posibilidad, una opción que, aunque polémica, es permisible y todavía replicable en muchos espacios sin mayores repercusiones.

Tipología de las agresiones

Uno de los objetivos trazados por este artículo, como ya se señaló en el apartado introductorio, ha sido diseñar un primer modelo de clasificación de prácticas transfóbicas presentes en la población LGB, ubicándolas según el tipo de motivación (Whittle, 2006) o manifestación (Arriaga, 2016; Arriaga, 2018), ya sea que se trata de una forma verbal,10 simbólica o física.

Es por ello que se planteó una distinción significativa en la elaboración de la categoría transfobia, entre aquella que está motivada por la ignorancia o el desconocimiento y aquella que tiene la intención de vulnerar y negar la identidad de género de las víctimas. La discriminación es discriminación, y la transfobia es transfobia, pero sus orígenes son variados (Véase tabla 1). La distinción entre transfobia directa y transfobia indirecta propuesta por Whittle, recuperada por mí, opera y funciona como una herramienta de reflexión que distingue los orígenes de la discriminación.

Tabla 1 Tipología de agresiones transfóbicas Tipo de transfobia Tipo de segregación Ejemplo de manifestación transfóbica Verbal Empleo de pronombres equivocados con la intención de negar la identidad de género de la víctima Verbal Vulnerar la calidad de vida de víctimas con base en su genitalidad Transfobia directa Verbal Cuestionar identidad por apariencia física (cis) passing Verbal-Simbólica Negar acceso a espacios lúdicos y académicos por identidad de género. Verbal-Física Hipersexualización y fetichización de las víctimas que resulta en acoso sexual. Física Tocamientos no consensuados. Verbal Empleo de pronombres equivocados por desconocimiento de identidad de género. Transfobia indirecta Verbal Invisibilizar de forma no intencionada de la identidad de género. Verbal Negar integridad de la víctima al no saber dónde colocar su identidad de género en los marcados socialmente existentes. Fuente: Elaboración propia con base en testimonios de personas entrevistadas en 2018 y 2019.

En las narrativas expuestas por la población trans, la transfobia directa es la más común. Sin embargo, todavía pueden identificarse algunos casos de transfobia indirecta como los expuestos por las disidencias sexuales, que se encuentran “más ocultos”, pero latentes. Esas formas de entender el mundo, que se origina por la ignorancia o desconocimiento de la identidad de género de una persona trans, pero esta, al manifestarse o visibilizarse, decanta en graves contextos de vulnerabilidad. Este modelo puede ampliarse con otras investigaciones, agregando otros casos y repensando las categorías que mejor configuren esas formas de discriminación para generar mecanismos más útiles para confrontarlas.

Conclusiones

Según los y las entrevistadas, todos han recibido alguna práctica, o discurso, que consideran transfóbicos por alguna persona LGB (lesbiana, gay y bisexual), principalmente por gais y lesbianas. En los testimonios, fue posible reconocer que mayor visibilidad de su identidad trans, y menores los alcances del (cis) passing implican para las experiencias analizadas situaciones de vulnerabilidad y de transfobia. Sin embargo, con este proyecto también se llegó a la conclusión de que la enunciación de su identidad como acto de visibilidad coloca en situaciones de riesgo y vulnerabilidad.

Ahora bien, aunque el propósito inicial ha sido clasificar y comprender la transfobia en una manifestación muy específica, este artículo no busca reducir la capacidad agencial de las víctimas; también se encuentra interesada en los modos de operación que estas generan frente a la transfobia. En la mayoría de las investigaciones sobre y con personas trans, aunque no únicamente, sino sobre poblaciones “propensas” a la vulnerabilidad, la agencia es olvidada cuando se percibe a los sujetos como meros receptores o contenedores de género, y no como hacedores, actores y practicantes del género y como agentes sociales que, a su vez, socializan el mismo en sus interacciones cotidianas.

Citas

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