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Resumen
El concepto de autonomía goza de un amplio abanico de definiciones. En Chiapas se le asocia ineludiblemente al movimiento neozapatista y a sus comunidades en resistencia. Las autonomías comunitarias indígenas tienen su primera expresión en las luchas por la tierra en la década de los años setenta; en los ochenta surgen diversas movilizaciones comunitarias alrededor de los derechos políticos. En los noventa se origina una efervescencia de autonomías comunitarias propiciadas por el movimiento político del EZLN. El presente artículo tiene el objetivo de visibilizar otras autonomías escindidas del zapatismo. Partiremos de dos ejemplos, una comunidad chol de Sabanilla y otra tsotsil del municipio de Huixtán.
“Esta revolución es un arte. Requiere del coraje tanto de la resistencia como de la imaginación”
Howard zinn
Introducción
En la actualidad, el concepto de autonomía tiene múltiples significados y depende del contexto en el cual se utiliza. En Chiapas, el concepto de autonomía está íntimamente ligado al movimiento político-militar del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que salió de la clandestinidad el 1 de enero de 1994 para colocarse en los titulares de la prensa nacional e internacional con el lema “libertad, democracia y justicia”. Además, inno- varon y revitalizaron el lenguaje de las izquierdas con sus imperativos: “mandar obedeciendo” y “para todos todo, nada para nosotros”. Posteriormente, con sus comunicados y su estrategia de comunicación mordaz, irónica y con estilo literario bien planificados, los rebeldes lograron transcender las montañas de sureste mexicano y convertirse en un referente mundial de otra forma de hacer política desde abajo y a la izquierda. La imagen del pasamontaña, el uniforme café, la gorra con la estrella roja bordada y la pipa se convirtieron en símbolos icónicos de los rebeldes, representados por el Subcomandante Marcos, posteriormente Galeano.
Los líderes y comandantes del movimiento zapatista experimentaron la autonomía en pri- mera instancia. No fue fácil crear un lenguaje vigoroso, creativo e imaginativo, desmantelando las narrativas de opresión y las estructuras del poder. Para lograr estos imaginarios rebeldes, era necesario crear personas autónomas y conscientes, seguras de sí mismas, con carácter revolucionario y convencidas de cambiar el mundo. Como bien apunta Sergio Tischler, eransujetos horizontales autodeterminantes(2019, p. 210) para cuestionar el pasado y destotalizar las relaciones de poder estructural.
En el ámbito colectivo, la autonomía es mucho más compleja de realizar y materializar. No se trata únicamente de la suma de anhelos y aspiraciones colectivas y la esperanza de metas realizables. Es mucho más que el agregado de voluntades individuales para crear proyectos colectivos sustentables en un espacio y tiempo determinado.
En el presente artículo retomaremos la propuesta teórica de Cornelius Castoriadis sobre la autonomía. Transitaremos brevemente por los conceptos más importantes que el filósofo y politólogo nos ha legado para entender dicho proceso. Al mismo tiempo, nos interesa resaltar los conceptos de rebeldía, resistencia y disidencia como ámbitos de la vida social comunitaria, esenciales para crear nuevos imaginarios autonómicos.
En este artículo haremos una revisión escueta de los debates de la autonomía neozapatista y las semillas sembradas de principios e imperativos que dieron origen a diversos proyectos autónomos a lo largo y ancho de varias comunidades y bases de apoyo zapatistas. Aún hoy, estos proyectos siguen vigentes como expresiones del movimiento social, cumpliendo cerca de 30 años de rebeldía y resistencia frente a los embates de la modernidad y del sistema de mundo capitalista. También señalaremos sus contradicciones y problemas, resultado de la nueva reali- dad social contemporánea y los nuevos rumbos que ha tomado dicho movimiento para resistir y permanecer en el mundo global actual.
Posteriormente, analizaremos las nuevas formas de resistencia y rebeldía surgidas de la disidencia, dando lugar a nuevos sujetos autonómicos en dos comunidades de Chiapas. Otras autonomías posibles son el resultado de complejos procesos de secesión y autogestión que surgen de las pedagogías zapatistas y la formación política de las primeras generaciones de formadores y promotores comunitarios.
Los ejemplos que se analizan en este trabajo tienen como principio la consolidación de diversos proyectos de la nueva autonomía indígena chol y tsotsil. Son, al mismo tiempo, la expresión de complejas realidades sociales y el resultado de la escisión y rediseño de expresiones del imaginario radical definido por Castoriadis. Existen numerosos ejemplos de otras autonomías a lo largo y ancho de las zonas liberadas por el zapatismo, pero es imposible describir y analizar cada una de ellas en el presente trabajo. El objetivo es propiciar y contribuir al debate utilizando diversas técnicas etnográficas para registrar las manifestaciones de nuevas autonomías que abundan en los rincones más intrincados de Chiapas. Por ello, se habla de autonomías en plural, porque no existe una autonomía monolítica, sino que existen diversos ejemplos en la geografía chiapaneca. La metodología utilizada es el método comparativo de proyectos autonómicos, analizando similitudes y diferencias en las formas organizativas, además de la observación participante de las prácticas sociales de los colectivos de hombres y mujeres. Se realizaron entrevistas semi-estructuradas con los expromotores de salud, educación y exlíderes zapatistas de las comunidades de estudio. El método empleado en las entrevistas fue de cascada libre y aso- ciación múltiple de ideas en la conversación con uno o varios sujetos etnográficos. A partir de preguntas generadoras, se entretejen los temas que estructuran las entrevistas semi-estructuradas, respetando siempre la voz de los autores seleccionados para la comparación de los casos de estudio, se entrevistó a 15 personas y sus familias, habiendo ocupado diversos cargos en su trayectoria política en las comunidades y nuevos promotores de los actuales proyectos autonómicos. Sin embargo, a petición de los entrevistados mantenemos el anonimato de sus respectivas narrativas e historias de vida.
1. La autonomía y nuevos imaginarios radicales
Etimológicamente, autonomía es una palabra que encuentra su origen en las raíces griegas autos (por sí mismo) y nomos (leyes). De manera homogénea, el concepto de autonomía sería, por tanto, la condición de darse a sí mismo su propia ley. El diccionario de la real academia de la lengua española (RAE), indica la siguiente definición: “condición de quien, para ciertas cosas, no depende de nadie”. En otras entradas, señala la potestad para regirse mediante normas y órganos de gobierno propio. En la entrada de autonomía de voluntad, define la capacidad de los sujetos de derecho para establecer reglas de conducta para sí mismos y en sus relaciones con los demás dentro de los límites que señala la ley.
Cornelius Castoriadis (1922-1997) dedicó gran parte de su actividad intelectual a desarrollar una teoría política y social basada en la idea de la autonomía en las sociedades democráticas europeas. Su propuesta se centra en el impulso de la autonomía individual y colectiva como proyecto emancipador de la sociedad instituyente. Concibe al sujeto como un ser sociohistórico, dotado de capacidad de voluntad y creación. “La voluntad es la dimensión consciente de lo que somos como seres vivos definidos por el imaginario radical, o sea, definidos como seres poten- cialmente creadores” (Castoriadis, 2008 v: II, p. 42). De ahí la importancia de la perspectiva y comprensión de los individuos y de la sociedad presentes en las ideas de Castoriadis, que niega la dicotomía individuo-sociedad.
Concibe a la autonomía como “el que se da sus propias leyes es autónomo” (2013). Para Castoriadis, las leyes que nos damos no son puro ejercicio del libre albedrio. Para comprender la autonomía, es necesario resaltar algunas categorías que propone: creación de instituciones sociales, imaginación/imaginario o imaginación radical y el proceso de reflexividad.
En la creación de instituciones sociales, propuesta por Castoriadis, la autonomía requiere de instituciones autónomas, es decir, instituciones que no estén subordinadas a ninguna autoridad externa. Estas instituciones son creadas por la sociedad para regular sus propios asuntos y son autónomas en la medida que son capaces de modificar y autodeterminar sus propias reglas (Castoriadis, 2013).
El concepto de creación es fundamental a lo largo de su obra y está integrado con todas las demás dimensiones de la comprensión de su dinámica social. Postula la categoría de creación y la define como una capacidad humana, una esencia que hace posible lo inexistente, significa “[...] ex nihilo, el hacer-ser una forma que no existía [...]” (Castoriadis, 2005, p. 91).
Castoriadis sostiene que la imaginación radical es una poderosa fuerza creadora de lo real y de lo sociohistórico. En el imaginario social (que es instituido, pero también instituyente), el colectivo anónimo de un grupo social crea la subjetividad como resultado de la incorporación de nuevas significaciones imaginarias colectivas en la sociedad a la que pertenecen. Estas significaciones son imaginarias, porque no se delimitan a narraciones racionales, sino que se sustentan por el simbolismo, las creencias, los conocimientos culturales y sociales, además de las resignificaciones del grupo social. Así, todo grupo social instituye su propia visión del mundo, su propio sistema de interpretación y construye su propia identidad.
Desde la posición de Castoriadis, la autonomía también presenta dos dimensiones: una individual y una colectiva, estrechamente relacionadas. En el ejercicio reflexivo de pensar en el desarrollo de la autonomía, Castoriadis comprendió la potencialidad de la capacidad de reflexividad que es la capacidad de la sociedad para cuestionar y reflexionar sobre sus propias normas y valores. La reflexividad permite a la sociedad mantenerse abierta al cambio y adaptarse a las nuevas situaciones, lo que es esencial para su supervivencia y creación de nuevas instituciones sociales. En su dimensión colectiva/social, la autonomía es el reconocimiento de las instituciones como creación de la sociedad. Lo contrario de una sociedad autónoma es una sociedad heterónoma. Dos rasgos, por tanto, marcan una sociedad heterónoma: I) el ocultamiento de la auto-institución, el ocultamiento de la realidad de que las instituciones son construcciones de un colectivo anónimo y que se autoinstituye. Las instituciones se establecen de forma encubierta, como originadas fuera del alcance de los seres humanos, lo que las protege de las críticas y los desafíos internos y externos, como las religiones; II) el encubrimiento de la autoalteración, la ocurrencia de alteraciones dentro de las instituciones dada la capacidad de creación, el imaginario radical y las alteraciones del imaginario social instituido, aunque las alteraciones son generalmente lentas e inconscientes. Por último, para Castoriadis, la autonomía es un proceso continuo de instituciones autónomas, imaginación radical y reflexividad y crear nuevas formas de vida y de organización social (2013).
2. Debates, dilemas y disidencia de la autonomía en Chiapas
El campo de estudio de la autonomía en general y en Chiapas en específico, es un tema complejo y en constante configuración social, ha sido objeto de intensos debates y discusiones en los últimos años. Aquí presentamos una breve síntesis de la tendencia del debate, los alcances y “huecos” en este campo de estudios.
Uno de los principales debates en el campo de las autonomías en Chiapas es sobre la relación entre la autonomía indígena y la autonomía municipal. La autonomía indígena se refiere al derecho de los pueblos indígenas a autogobernarse y tomar decisiones de acuerdo con sus propios sistemas normativos (las ambigüedades de los usos y costumbres), mientras que la autonomía municipal se refiere al derecho de los municipios a tomar decisiones de manera autónoma en materia de administración pública. Hay quienes argumentan que la autonomía indígena es incom- patible con la autonomía municipal, mientras que otros sostienen que ambas pueden coexistir y complementarse (Díaz Polanco y Sánchez, 2002). En este sentido, los autores citados afirman lo siguiente: “el gobierno tiende a reducir la autonomía al estrecho margen de la comunidad, sin permitir configuraciones en espacios más amplios” (2002, p. 41).
Otro ángulo del debate, situado en el campo de las autonomías en Chiapas, se refiere a la relación entre la autonomía y el Estado. Algunos argumentan que la autonomía debe ser entendida como un proceso de liberación de la opresión del Estado, mientras que otros sostienen que la autonomía no puede ser concebida sin la participación de este (Esteva, 2015, p. 199). En este sentido, la respuesta del Estado-nación fue implementar programas políticos de remunicipalización en las zonas de conflicto o bajo influencia del EZLN, estrategia pírrica que permitió disciplinar y encausar las demandas de diversos actores políticos, y, al mismo tiempo, confrontar, dividir y socavar los anhelos autonómicos de diversos actores sociales. Como indica claramente Burguete: “la política de remunicipalización fue una estrategia de distención y distracción del gobierno de bajo costo político que no implicó el reconocimiento de los derechos autonómicos y tampoco el cumplimiento de los Acuerdos de San Andrés” (Burguete, 2007, p. 45).
La participación de las mujeres en los procesos de autonomía es otra arista del debate. Algunos argumentan que las mujeres son excluidas de los procesos de toma de decisiones y que sus derechos y necesidades no son suficientemente considerados en los planes y proyectos de las comunidades autónomas. Las mujeres indígenas tienen demandas específicas en torno al derecho a ser tomadas en la cuenta en la distribución de la tierra, a ser sujetas de crédito, a recibir apoyos en la comercialización; a tener un trato digno y respetuoso en las instituciones de salud del Estado, denunciar la violencia obstétrica y rechazar los métodos forzados de control de la natalidad. Otras demandas están dirigidas a sus propias familias, comunidades y organizaciones: como el derecho a elegir con quién casarse, poder heredar la tierra, ser elegidas para ocupar cargos dentro de sus comunidades y a vivir una vida libre de violencia sexual y doméstica (Espinosa y Hernández, 2013, p. 226; Gruner, 2018).
Los alcances de la gramática autonómica en Chiapas es un complejo abigarrado de ejemplos del calidoscopio cultural y social que actualmente persisten en diversos territorios. Uno de los principales alcances en el campo de las autonomías en Chiapas ha sido la creación de municipios autónomos por parte de las comunidades indígenas. Estas autonomías indígenas se han establecido en varios niveles, pero no están constreñidos a un territorio como unidad geopolítica. Las autonomías locales o comunitarias funcionan por asociación de grupos familiares y alianzas simbólicas de grupos consanguíneos, compadrazgos y liderazgos carismáticos enraizados en las comunidades.
La propuesta de autonomía del EZLN se fraguó poco a poco consolidándose después de siete años del cerco político-militar impuesto por el gobierno federal. En el año 2000, la creación de los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas (MAREZ) fue la respuesta a la guerra de baja intensidad y la estrategia para romper el cerco político-militar (Baronnetet al., 2012). La estructura imaginada en las comunidades y bases de apoyo zapatistas se cimentó en diversas columnas que sostenían la autonomía: los comités de salud, educación, así como cooperativas y colectivos de producción agroecológica. Además, los consejos autónomos resolvían problemas de tierras, coordinaban la construcción de casas de salud, escuelas y tiendas para el comercio local. Los consejos autónomos también dirimen y administran la justicia comunitaria, aplicando una amplia gama de derecho consuetudinario basado en un amplio abanico de consensos comunitarios y expresiones culturales de usos y costumbres de las comunidades indígenas mayas (EZLN, 2003).
Como explica Mora (2010, p. 301), la prioridad de las bases de apoyo zapatistas era la re- cuperación y repartición de la tierra. Una vez obtenida la tierra, pasaron a una nueva forma de organización social con la creación y consolidación de diversas comisiones y consejos de los municipios autónomos agrupados en sedes regionales llamadas Caracoles, organizados en Juntas de Buen Gobierno (JBG), cuyos representantes se turnan periódicamente, ya que ocupan el cargo durante un año:
Los objetivos y proyectos de la autonomía han cambiado sustancialmente desde mucho antes, como señala Mora (2010, p.302). El trabajo de los comités, como se indica en la narrativa anterior, es la resolución de los conflictos internos entre los autónomos zapatistas y la disidencia. Se reconoce a la disidencia como “aquellos que se rajaron”; los proyectos emprendidos y en posesión de los “rajados” no se reclaman como propiedad de los comités zapatistas, por el contrario, la orden de la JBG es evitar confrontación y violencia intracomunitaria. La consolidación de los proyectos autónomos ha implicado un desgaste tremendo para los autónomos zapatistas, no solo por el tiempo personal dedicado a los diversos trabajos de los comités, sino por la carga de las cooperaciones económicas y el abasto de diversos productos agrícolas y otros productos para sostener a las JBG en los caracoles. Como indica la siguiente narración:
A diferencia de lo planteado por Burguete (2005, p. 240), al señalar que las autonomías zapatistas se están construyendo por la vía de facto cuando deberían de realizarse en un marco legal autónomo “de jure”, la realidad social impedía una como la otra. La autonomía zapatista fue enfrentada a través de una política indigenista de corte neoliberal de desgaste y acoso, dirigida por los gobiernos de la llamada transición democrática panista. Pasar de las autonomías de facto a las autonomías de jure, no era una vía política factible para los dirigentes del EZLN, implicaba el quiebre de los postulados ideológicos, además de aceptar las negociaciones con el estado mexicano (Burguete, 2005, p. 241).
En los ejemplos que analizaremos posteriormente en dos comunidades, las políticas públicas tuvieron un impacto negativo en las autonomías de facto zapatistas. Por ejemplo, los programas sociales desarrollaron una mayor diferenciación social al interior de las comunidades, favoreciendo a grupos aliados al gobierno con diversos proyectos como: vivienda rural, introducción de servicios de agua potable y drenaje, pavimentación de calles y alumbrado público, pero sobre todo incorporaron a las mujeres en los programas sociales de PROGRESA y posteriormente OPORTUNIDADES y PROSPERA, actualmente Becas Benito Juárez entre otras políticas clientelares. Efectivamente las autonomías zapatistas de facto son muy diversas y dinámicas. A pesar de las dificultades enormes, el EZLN continuó su programa de resistencia y rebeldía creando 11 nuevos caracoles y 16 municipios autónomos en el año de 2019. Las estructuras políticas de las JBG se integran por diversos comités, pero cada caracol tiene autonomía para resolver sus problemas específicos. Por ejemplo, el Caracol IX de Jolja, con su Junta de Buen Gobierno, se ubica en el municipio constitucional de Tila.2 Integra 7 Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas, ubicados en Sabanilla y Tila y Simojovel. Las bases de apoyo zapatistas fueron constantemente acosados y violentados por las fuerzas de seguridad e inteligencia del estado mexicano.
Las características de las autonomías de facto zapatistas conciliaban la convivencia de dos estructuras paralelas; en las JBG coexistían los miembros con formación militar, comandantes y milicianos, con diversos comités que formaban la base civil. Había un acuerdo tácito donde los mandos del poder político-militar participaban en las acciones y en la toma las decisiones sobre los gobiernos civiles autónomos. Esto, sin duda, debilitó las estructuras de participación social en las comunidades y municipios autónomos zapatistas. Los promotores de los diversos comités de educación y salud, formados en los principios de la autonomía, rebasaron ideológicamente y en la práctica las estructuras político-militares, cuestionando el poder y las decisiones verticales de los mandos militares. La creatividad de los nuevos proyectos autonómicos que estaban surgiendo en el mosaico cultural eran de tal efervescencia, que muchos de ellos se cancelaron por temor a perder el control sobre las comunidades zapatistas. Como lo indica el siguiente testimonio de un ex-formador de salud:
Nuevas formas autónomas se fueron fraguando por las disidencias de líderes locales y expromotores y salida de las familias pertenecientes a los municipios de autónomos. Los exformadores zapatistas tenían experiencia y conocimientos acumulados, estaban respaldados por sus colectivos. Aquí interpretamos lo referido por Castoriadis (2008) como imaginario radical y magma social de la autonomía. Los expromotores de educación y salud conservaron su capital social, político y cultural, mantuvieron contactos con diversos grupos de la sociedad civil. Siguieron recibiendo recursos económicos y capacitación provenientes de estos grupos, realizando y sosteniendo los proyectos autónomos que tenían cuando formaban parte del municipio autónomo zapatista. Crearon nuevos proyectos y emprendieron nuevas relaciones sociales con diversos actores políticos y cambiaron los imperativos zapatistas de resistencia contra los recursos y apoyos provenientes del gobierno, de tal manera que aceptaron utilizarlos con fines prácticos y de forma colectiva sostener los proyectos autónomos. En la siguiente sección profundizaremos en los estudios de caso de las nuevas autonomías indígenas surgidas de la disidencia zapatista.
3. Otras autonomías posibles
3.1 “Sbe ik’ o Camino de Viento”, una vía alterna de rebeldía
Sbe ik’ -Camino de Viento- es una nueva expresión de la autonomía situada en una comunidad tsotsil del municipio de Huixtán. Los integrantes de este colectivo formaban parte del MAREZ Lucio Cabañas, el cual integraba las siguientes comunidades: Zitim, San Gregorio, Jok’osik, Tsajla, López Mateos, Chilil, Xun Kalan y la comunidad de La Era, ubicadas en los municipios constitucionales de Huixtán y San Cristóbal de Las Casas. La propuesta autónoma de Sbe ik’ está sustentada en cuatro ejes prioritarios: salud comunitaria e intercultural, educación y capacitación, derechos humanos y producción agroecológica de milpa, animales de pastoreo y conservación del bosque. Surge a raíz de la disidencia y los conflictos que se suscitaron entre diversos miembros y líderes del MAREZ Lucio Cabañas. Muchos exmiembros zapatistas, al salir de la organización, se autoexiliaban por razones personales y para evitar conflictos intra-comunitarios. Así lo relata el fundador y actual coordinador del proyecto Sbe ik’ -Camino de Viento- en el siguiente testimonio:
“Camino de Viento” cuenta desde hace varios años con una clínica, fue construida con el apoyo de diversos grupos de la sociedad civil y del propio colectivo, contiene dos espacios uno para atender pacientes en consulta general, otro para hospitalización y atención de partos, además tiene farmacia. Aparte de la clínica, se cuenta con un terreno colectivo dedicado a la producción agropecuaria, pero también está pensado como un espacio de experimentación, como lo explica el coordinador del colectivo Sbe ik’:
Un objetivo de la autonomía es construir alianzas y relaciones con diversos actores sociales, además de contar con un espacio donde ejercer los proyectos autónomos; es decir, todo proyecto debe tener una base material y territorial donde se puede concretar las nuevas acciones colectivas (Castoriadis, 2008). En este sentido el imaginario radical es crear y diseñar la estructura, los planes y acciones colectivas para cambiar el entorno sociocultural.
El primer proyecto autonómico es la salud comunitaria intercultural. Así, la clínica comunitaria abre sus puertas en el año de 2009, atiende a todas las personas que requieran los servicios de salud, independiente de la filiación política, religiosa o si pertenecen o no a la organización. No existe en la región una clínica o casa de salud con estas características que ofrezca atención sanitaria las 24 horas al día durante todo el año y resuelva los problemas del proceso salud- enfermedad-atención y cuidado. Por el contrario, el sistema público de salud en las comunidades indígenas se encuentra en franco abandono y en crisis recurrente de recursos económicos. La clínica ofrece consulta general con un enfoque intercultural y, a la vez, es un centro de formación y capacitación de promotores comunitarios en salud. Facultan a los promotores comunitarios en diversas prácticas de atención con una visión de prevención, educación y cuidado a la salud personal y familiar e intentan educar con buenas prácticas culturales. Como indica el coordinador, la clínica no está en contra de la autonomía zapatista, por el contrario
La consulta general se realiza en lengua tsotsil, tseltal y español para los mestizos. El coordinador de la clínica explica que hay un costo por los medicamentos proporcionados, pero cuando las familias de los enfermos no tienen los recursos económicos, pues el dinero es escaso en las comunidades indígenas, se aceptan otras formas de pago, ya sea en especie o en trueque. Es decir, se practica la reciprocidad social con la circulación de la economía moral de dar, recibir y devolver:
En cuanto al enfoque intercultural, es necesario aclarar que Sbe ik’-Camino de Viento-, tienen un dispensario de medicamentos alopáticos, pero sus objetivos del proceso salud- enfermedad- atención y cuidado es utilizar los recursos herbolarios disponibles en la región donde trabajan. Proporcionan a los enfermos tinturas y medicamentos hechos a base de plantas medicinales locales como alternativa a los altos costos de medicamentos alopáticos de las farmacias de las ciudades.
Otro elemento del enfoque de la salud comunitaria intercultural es la atención integral, no solo se atienden las causas de las enfermedades corporales, también los efectos y síntomas emocionales y causas psicológicas; de igual forma, durante la consulta, se busca capacitar a los enfermos y familiares en la defensa y exigir el respeto irrestricto de sus derechos humanos fundamentales, como acota el coordinador de la clínica:
El otro eje de la autonomía de “Sbe ik’ -Camino de Viento-” es la capacitación y educación de promotores comunitarios en salud. La capacitación incluye a jóvenes tsotsiles y tseltales de diversas comunidades de la región, se les faculta en salud preventiva y se aplican metodologías participativas de evaluación rural y acción comunitaria; es decir, reflexionan conjuntamente en talleres comunitarios participativos las problemáticas que afectan la salud y programan las acciones y soluciones conjuntas. Como indica el coordinador, la participación de los jóvenes es fundamental para consolidar la autonomía comunitaria; pero es consciente de las dificultades que ello implica, porque se trabaja en comunidades donde están arraigadas las prácticas patriarcales y la cultura machista que impide la participación equitativa de hombres y mujeres indígenas. Al respecto testifica lo siguiente:
La partería comunitaria es otro de los pilares del colectivo Sbe ik’ -Camino de Viento- y parte integral de la clínica. El trabajo de las promotoras en salud de la mujer, especialmente de la partera del colectivo, es fundamental para abatir los rezagos y la prevalencia de muerte maternal y neonatal en la región. Las promotoras han pasado por un intenso programa de capacitación de control de embarazo, parto y puerperio; tan solo en el año 2022 han atendido más de 50 partos y llevado el control pre y posparto de los mismos. Es imposible mencionar todas las acciones del colectivo en la partería comunitaria, sería motivo de otro artículo al respecto.
Un objetivo prioritario de la autonomía es lograr una producción agroecológica sustentable del sistema milpa, utilizando abonos orgánicos y realizando labores culturales manuales que permitan la producción sustentable de maíz y frijol, entre otras plantas comestibles de la milpa. Se reconoce que el cambio climático y ambiental afecta la producción agrícola y hay un aumento de plagas en los cultivos. Por ello mismo, las familias del colectivo se ven obligadas a comprar maíz para satisfacer el consumo durante todo el año. La crisis agrícola reflejada en la baja productividad de las tierras ha obligado a muchos hombres, sobre todo los jóvenes, a migrar temporalmente a la rivera Maya como albañiles o empleados de hoteles y restaurantes; otros en cambio, migran a Sonora contratados como jornaleros para cosechar diversas hortalizas en las agroempresas exportadoras. Ante estas nuevas situaciones sociales que enfrentan los proyectos autónomos de “Sbe ik’ -Camino de Viento-” se han construido estrategias comunitarias de resiliencia colectiva. Actualmente se tienen los proyectos de educación y se proyecta la instalación de la tienda Diconsa administrada bajo el control del colectivo. Esto significa una nueva organización comunitaria donde los miembros del colectivo utilicen a su favor las diversas políticas públicas del gobierno federal para crear un fondo económico grupal y financiar sus proyectos autonómicos. Como lo explica el coordinador:
Los apoyos que da el gobierno se juntan y se invierten en las construcciones, nada de que vamos a repartir a cada uno por separado, sino que se mejore la comunidad. Hay comunidades que no hacen así, que tienen años que están abandonadas, no tienen cancha, escuelas, clínicas o tiendas. Entonces nosotros no queremos eso. Ahorita los niños están disfrutando un salón bonito de loza, la cancha de basquetbol con piso de cemento. Esa es la idea, ese es un derecho que queremos dar a nuestros hijos. Justamente va a haber la casa de salud y la tienda de Diconsa. Aquí compramos maíz, está carísimo, un costal de 50 kilos está en 600 [pesos], en la Diconsa está en 325 [pesos], casi el doble. Aquí es muy escaso el dinero entonces buscamos donde hay precios bajos, para que se mejore la economía de las familias, incluso esa es la obligación del gobierno que nos tienen que dar. Es uno de nuestros derechos. Además, aquí en la comunidad lo que estamos haciendo es un fondo, un dinerito para tener, para ayudarnos ente las familias, entonces es como prestar dinero, a un interés de 3 porciento, por 6 meses es muy bajo, es para ayudarnos. Eso nos ha ayudado en las construcciones que hacemos, tal vez no alcanza para todo, los intereses se sacan para mejorar la comunidad, pero aparte de eso también nos ayuda porque en otras partes prestan dinero, el interés está carísimo de 10 o 15 porciento mínimo. (Entrevista a coordinador de la clínica Sbe ik’, Huixtán).
Una de las diferencias entre los zapatistas y los nuevos sujetos autónomicos es la aceptación o no de los programas de gobierno y sus recursos económicos destinados a palear diversos problemas sociales; para los primeros la rebeldía se expresa en no aceptar las dádivas y lisonjas de los gobiernos; para los segundos es una oportunidad de utilizarlos a su favor. La rebeldía es manejada no como una forma de estar en contra de los programas y recursos públicos, sino usarlos en beneficio colectivo, utilizando el dinero de las diversas becas Benito Juárez para crear un capital semilla y poder realizar los proyectos imaginados.
3.2 Pukbul k’in -Semillita de Sol-, colectivos choles en Resistencia
Pukbul k’in o -Semillita de Sol- es el segundo ejemplo de las nuevas autonomías comunitarias surgido de la disidencia zapatista. Pukbul k’in está ubicado en la comunidad chol del municipio constitucional de Sabanilla. Anteriormente, las familias zapatistas formaban parte del MAREZ Rubén Jaramillo, perteneciente a la JBG del Caracol de Roberto Barrios, ubicado cerca de la ciudad de Palenque. En 2019, la nueva estrategia político-militar del EZLN inició la creación de nuevos caracoles y MAREZ en otras regiones de Chiapas. El municipio autónomo de Rubén Jaramillo ahora pertenece a la JBG del nuevo Caracol IX de Jolja, ubicado en el municipio de Tila, e integra 7 MAREZ. El municipio zapatista Rubén Jaramillo integra seis comunidades de Sabanilla, Tila, Simojovel, todos hablantes de chol y tsotsil.
Los colectivos de Pukbul k’in -Semillita de Sol- se organizan en cuatro ejes: educación alternativa, salud y servicio dental comunitario, colectivos de agroecológico de milpa y café, cría de ganados vacuno, porcino y aves de corral, panaderías, tienda comunitaria de abarrotes. A continuación, describiremos y analizaremos cada uno de los ejes autonómicos y las diferencias que hay con respecto al proyecto anterior.
El proyecto autonómico surge con la creación de la escuela autónoma nombrada en su origen Pukbul k’in -Semillita de Sol-, cuyo nombre se utiliza para los demás proyectos de la comunidad. El exformador de educación relata diversas experiencias y reflexiona sobre los motivos de salir de la resistencia zapatista. Cuando pertenecía a las bases de apoyo zapatista, recibió una intensa capacitación en educación popular liberadora, realizaba constantes viajes al centro de formación en el Caracol de Roberto Barrios, donde permanecía de uno a tres meses en capacitación. Sin embargo, la misma educación autónoma zapatista le permitió desarrollar una conciencia crítica y posicionarse como una persona propositiva y autónoma, lo cual al final lo alejó del zapatismo, ya que empezó a tomar conciencia y reflexionar sobre ciertas contradicciones como lo manifiesta en el siguiente testimonio:
La escuela Pukbul k’in -Semillita del Sol- convive frente al sistemas de educación oficial en la comunidad (preescolar, escuela primaria bilingüe y telesecundaria). Está integrado por tres niveles educativos y actualmente acuden a ella un total de 58 niños y niñas de diferentes edades. El primer nivel atiende a niños de tres a siete años y está a cargo de dos promotoras. El segundo nivel atiende a la infancia de ocho a once años y cuenta con un promotor; en el último nivel están los y las niñas de doce a quince años y lo atiende una promotora. Todos los y las promotoras de la escuela son nombrados en asamblea y su trabajo es voluntario; no reciben remuneración económica alguna. Durante la pandemia de COVID-19, la escuela permaneció abierta trabajando normalmente en los tres niveles, a diferencia del sistema oficial que se mantuvo cerrado a partir de la declaratoria de la jornada nacional de sana distancia.
Los diversos colectivos de la comunidad apoyan a los y las promotoras de la escuela en los trabajos de la milpa escolar, la cosecha cubre una parte de las necesidades alimenticias de los y las promotoras. Otra parte se vende en la comunidad para obtener una ganancia que permita la adquisición de diversos materiales escolares como cuadernos, lápices, caja de gises y colores, entro otros materiales. Cuando los recursos económicos son insuficientes para cubrir los costos de los materiales escolares, los expromotores zapatistas de educación aportan una parte de sus salarios obtenidos de la migración temporal jornalera al noroeste de México para cubrir las necesidades de la escuela; es decir, la escuela se sostiene gracias a las remesas sociales de los integrantes de los colectivos que migran temporalmente al noroeste de México como a USA (Aquino, 2010).
Los expromotores zapatistas de educación de esa comunidad conservan los imperativos del movimiento zapatista, observan y reflexionan que la educación oficial no cumple con los objetivos de una educación consciente, liberadora y popular se posicionan como los nuevos sujetos horizontales autonómicos. Advierten que la educación oficial en las comunidades es impositiva, jerárquica y no soluciona las desigualdades sociales; por el contrario, las reproducen en las prácticas y actitudes de los niños. También reflexionan que no cumplen con la expectativa de liberarlos de la opresión, a contramano los estudiantes graduados de secundaria y bachillerato oficiales, hacen los mismos trabajos que ellos realizan fuera de la comunidad como indica el testimonio de un expromotor de educación:
El proyecto de salud comunitaria está soportado por la casa de salud; los expromotores zapatistas ofrecen diversos servicios de salud para toda la comunidad sin hacer distinciones de tipo político o religioso. A diferencia del proyecto autonómico anterior, la casa de salud ofrece, además de la consulta general, el servicio de odontología a bajo costo. El técnico odontológico y los expromotores de salud fueron formados en los principios de servicio y salud preventiva. También existe en la comunidad una casa de salud de la Secretaría de Salud, pero no siempre está abierta y no proporciona servicio las 24 horas en la comunidad, como indica el siguiente testimonio:
La casa de salud proporciona medicamentos alopáticos y proporciona también preparados de plantas medicinales; por ejemplo, para la picadura de víbora, los exformadores de salud están capacitados para atender los accidentes ofídicos ocasionados durante la roza-tumba y quema de las milpas de montaña. Ellos se capacitaron en el caracol zapatistas de Roberto Barrios y aplican diversas estrategias de salud en su comunidad. Después de su salida, siguieron aplicando el programa de FOCOS (Formador comunitario en Salud): cada promotor tenía que hacer visitas constantes a las familias de su manzana y vecinos, casa por casa, para detectar los casos graves de enfermedad o para capacitar y cambiar prácticas nocivas para la salud individual o familiar. Los talleres de salud instruían a las familias cómo debían hervir el agua, construir estufas ahorradoras de leña y construir baños secos para lograr lo que ellos nombran una vida sana o una vida buena y digna como lo mencionan el expromotor de salud:
Por último, los dos ejes alternativos de autonomía están en la tienda y cooperativa de consumo y en los grupos de producción agroecológica de milpa, ganado y panadería. La tienda tiene un doble propósito: es, al mismo tiempo, un lugar de venta de abarrotes y diversos productos como ropa, sandalias, medicamentos veterinarios y agroquímicos utilizados en la producción agrícola. También funciona como una caja de ahorro y préstamo para los socios; se prestan el dinero de las ganancias obtenidas de la venta de los productos a un interés del 3 por ciento mensual para sufragar gastos de salud o alguna necesidad de extrema urgencia para las familias. El compromiso es regresar el dinero en el tiempo que se fija en la asamblea y mantener las finanzas sanas para incrementar el fondo o capital semilla y reinvertir en la compra de nuevos productos de la cooperativa. La tienda funciona como un banco popular de ahorro y crédito para cada familia.
Los diversos colectivos de producción agroecológicos, ganadera y panadería tradicional, con- servan de los ideales heredados de las bases de apoyo zapatistas. Los colectivos de producción agrícola funcionan basados en la expresión cultural de “mano vuelta”, es decir, se organizan en grupos de 8 a 10 familias para trabajar la milpa de cada productor en un día y se rotan en cada una de las parcelas familiares. El trabajo agrícola es mucho más eficiente y productivo, pues en un solo día de trabajo se realiza las labores culturales de los diferentes cultivos. El colectivo de producción de café busca una forma alternativa de vender el café convencional ya sea al mercado nacional o internacional, pero, hasta el momento actual, cada miembro vende su café a los coyotes o intermediarios de Sabanilla al no contar con otra alternativa de venta.
Conclusiones
Las nuevas autonomías analizadas de indígenas choles y tsotsiles, surgidas de las bases de apoyo zapatistas, son el reflejo de un complejo proceso de búsqueda de formas alternativas de organización comunitaria y de disidencia política. Los dos ejemplos expuestos tienen similitudes, también diferencias en cuanto a la implementación de los proyectos. El común denominador es el tamiz de un nuevo tejido social, surgido de la participación y la conciencia política y los deseos de seguir colaborando en una forma asociativa o colectiva que imagina metas o ideales realizables. Sin duda, los nuevos sujetos autonómicos como sus colectivos, provienen de las semillas que dejó sembrada “la organización del EZLN” de base comunitaria. En ambos ejemplos, la participación de los miembros en los diversos colectivos es totalmente voluntaria y sin obligación de dar cooperaciones monetarias; por el contrario, cada colaborante recibe beneficios, ya sean monetarios, en especie, en tiempo de trabajo o simbólicos obtenidos del trabajo común organizado. En esta misma línea, retomamos lo expuesto por Castoriadis al señalarnos las diferencias conceptuales entre lo constituido y lo instituido, las diferencias son radicales. Lo constituido, definido como las estructuras sociales normativas, instituciones y prácticas existentes en una sociedad en un momento dado, representa el orden social establecido y es el resultado de la institucionalización de las prácticas y normas a lo largo del tiempo.
En contraste, lo instituido se refiere al proceso continuo y creativo a través del cual una sociedad se autoorganiza y genera nuevas formas de organización social. Lo instituido no se limita a seguir ciegamente lo ya existente, sino que implica la capacidad de cuestionar, transformar y recrear constantemente las estructuras sociales.
Sin embargo, estos ejemplos también muestran los límites de las nuevas autonomías, pues actúan a nivel local; es decir, integran a miembros de las comunidades donde surgen y se desarrollan bajo la lógica de las redes de parentesco biológico y simbólico. Solo en contadas ocasiones reciben a nuevos miembros, pero más bien se mantienen organizados en grupos familiares. Es decir, no los motiva crear proyectos autonómicos inter-comunitarios, tal vez por el rechazo a caer nuevamente en estructuras de poder tuteladas bajo liderazgos egocéntricos. El conflicto y la disidencia política han dejado heridas sociales en los exmiembros que aún no están del todo sanadas colectivamente, es un trabajo pendiente de los nuevos proyectos autónomos, la conciliación entre zapatistas y “los rajados”.
Las nuevas autonomías surgidas del zapatismo son poco conocidas y difundidas. No obstante, el proyecto que tiene el objetivo mantener relaciones con diversas organizaciones de la sociedad civil es la clínica “Sbe ik’ -Camino de Viento-”, además recibe un flujo constante de voluntarios internacionales que aportan nuevas ideas y proponen cambios positivos a los proyectos existentes. Por el contrario, los colectivos choles de la “Pukbul k’in -Semillita del Sol-” mantienen un relativo aislamiento, no reciben voluntarios y no tienen contacto con organizaciones de la sociedad civil, se enfocan en la estrategia de resistir y sostener los proyectos existentes, financiarlos con las remesas recibidas de la migración jornalera temporal, esto puede ser una debilidad si por alguna razón la migración temporal deja de ser funcional o trae cambios socieconómicos individualistas que pongan en peligro los proyectos de autogestión. Pero, hasta ahora, esto es mera especulación; por el momento, el grado de participación se mantiene y está soportado por las nuevas generaciones de jóvenes que ven los proyectos como parte de su identidad comunitaria.
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