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Resumen
El mundo experimenta hoy una desenfrenada carrera por el lucro y la acumulación; el despliegue del capitalismo en su forma neoliberal ha intensificado la explotación de la naturaleza y del ser humano, lo que genera la aceleración del calentamiento global y, a su vez, causa el cambio climático.
El mundo experimenta hoy una desenfrenada carrera por el lucro y la acumulación; el despliegue del capitalismo en su forma neoliberal ha intensificado la explotación de la naturaleza y del ser humano, lo que genera la aceleración del calentamiento global y, a su vez, causa el cambio climático.
En la medida en que los cambios en el clima de todo el planeta se han incrementado, ya no hay lugar para negarlos como sucedía algunos años atrás, cuando las grandes empresas fosilistas, bajo criterios pseudocientíficos, ponían en duda el cambio climático y difundían su inexistencia. En la actualidad, la realidad ha demostrado que las manifestaciones de este fenómeno se están dando en todo el planeta, y a niveles locales se presentan drásticos cambios que hacen imposible negarlo.
Las acciones insuficientes implementadas por los gobiernos, los acuerdos incumplidos y la incapacidad para realizar acciones contundentes hacen que el camino hacia el colapso planetario sea inminente. El capitalismo, la colonial modernidad, se encuentra enfrascado en una diabólica competencia orientada por el lucro y se lanza con gran desesperación sobre los recursos naturales que aún quedan a pesar de que ya se rebasó la capacidad de regeneración del planeta.
Los procesos destructivos del medio ambiente se encuentran sostenidos en los fundamentos ontológicos de la modernidad y en el antropocentrismo, que sobredimensiona las capacidades del humano al punto de equipararlo y promoverlo como un sustituto de Dios en la tierra, donde construiría su propio paraíso terrenal mediante el uso de la ciencia y la tecnología. El ser humano instrumentalizó la llamada “naturaleza”, concebida como un “otro” distante, actuando desde la cultura en “contra” de la misma naturaleza y sometiéndola para ponerla a su servicio con el propósito de generar riqueza, en un sistema que anida en su ser la competencia, el lucro insaciable, la exclusión, el racismo y, sobre todo, la falsa concepción de que los “recursos” serán inagotables.
Ya existe un consenso sobre que el cambio climático es una realidad, y frente a esta situación sobresalen dos corrientes para atender la inminente destrucción de las condiciones que propician la vida en el planeta. La primera opción parte de los mismos principios ontológicos de la modernidad y abriga la esperanza de que alguna genialidad científica y técnica resuelva el problema; propone llegar a acuerdos para reducir las emisiones de CO2 que, sin embargo, son incumplidos, a la vez que las acciones planteadas son insuficientes y no se encuentran en la misma dimensión que las exigencias del problema porque una acción contundente para detener el calentamiento global entraría en contradicción con la misma lógica del sistema capitalista, que tiene en el centro los principios de la competencia y del desarrollo infinito.
La segunda opción integra las principales corrientes de pensamiento y acción que salen del marco de la modernidad y propone la recuperación de los pensamientos ontológicos no modernos sobre la naturaleza que mostraron su validez por milenios, a la vez que considera importante actualizarlos para buscar formas otras de habitar el mundo, abandonando la opción fosilista y desarrollista, para optar por la expansión de la biomasa y el reverdecimiento del mundo.
Esta perspectiva renuncia al “desarrollo infinito” y reconoce que los medios de vida son limitados, por lo que su propuesta es contraria a la modernidad capitalista. Las opciones ontológicas premodernas se caracterizan por establecer la relación del humano como parte del universo e intervienen de manera complementaria y armónica en el concierto del universo; desde esta perspectiva, el humano no establece ninguna supremacía en relación con el medio natural, en contra de la visión moderna que promueve el antropocentrismo. Desde las perspectivas originarias los humanos se definen como hijos de la Madre Tierra, y a partir de esa relación construyen una visión de interdependencia e interrelación y no establecen rupturas en la relación prosaica y poética del ser humano con la naturaleza como lo hace la modernidad, que divide el mundo del trabajo y el de la cultura considerando el primero como el principal, como el tiempo útil, y el segundo como complementario, como el tiempo libre, el tiempo de la celebración, el tiempo festivo y de ocio.
La consideración de entender el cambio radical desde la ontología es la propuesta más eficaz y viable porque no se puede combatir un mal con los mismos elementos que lo generan. La búsqueda de nuevas maneras de relacionarnos con el medio ambiente, así como las nuevas formas de habitar el mundo lejos del derroche, de la acumulación descontrolada de la riqueza y de la construcción de un mundo inequitativo, abren la posibilidad de una vida frugal, con un humano integrado en su dimensión prosaica y poética, que disfrute de la relación con los demás seres vivos del planeta. Esto implica una relación interespecie y constituye la garantía de la supervivencia humana, de manera que la defensa de la diversidad en la biosfera terrestre se torna en una necesidad imperativa.
Las reflexiones sobre las causas, las realidades y las búsquedas de sentido para encontrar las opciones de continuidad de la vida en el planeta son las motivaciones principales que están contenidas en varios de los artículos de este número de LiminaR. Estudios Sociales y Humanísticos que ahora se presenta.
El número inicia con el artículo “Disputas por la naturaleza y el territorio: una lectura desde la ontología relacional zoque” de Fermín Ledesma Domínguez, quien da cuenta de las luchas por la defensa del territorio en las que intervienen varias perspectivas ontológicas como la ontología ancestral zoque, la modernidad, la religión católica con su vertiente tradicional que justifica la depredación, y la religión católica con el fundamento de la Laudato si’, que acepta la interpretación científica; aunque estas vertientes en sus críticas no tocan a los centros de poder económico que son los generadores del problema, todas ellas intervienen en la disputa por el territorio. Los datos etnográficos dibujan una dinámica compleja en cuanto a este último asunto. Toma gran protagonismo la ontología indígena porque en ella los seres sobrenaturales protegen el territorio; en este sentido, el aspecto subjetivo tiene gran relevancia práctica en la lucha por la defensa del territorio.
Las disputas por la defensa de la naturaleza y el territorio aparecen cada vez más en una compleja red de interrelaciones, donde las ontologías cobran gran importancia. En este sentido, si bien es frecuente encontrar afirmaciones como que la cultura zoque ha perdido su cultura y su lengua, Fermín Ledesma Domínguez muestra, por el contrario, que esta cultura interviene de manera poderosa desde la ontología, donde seres sobrenaturales protegen los medios de vida, los cerros, las cuevas, las veinte casas y los sueños, a la vez que tienen una intervención práctica en la orientación de las acciones de los habitantes. El aspecto central de la discusión en torno a la relación del humano con el medio marca el sentido de las formas de habitar el mundo, mientras la presencia de varias ontologías en las luchas por la defensa del territorio muestra que la disputa no solo es por la naturaleza y el territorio, sino por otra opción civilizatoria.
Flor Ivett Reyes Guillén, Socorro Fonseca Córdoba y Bárbara Muñoz Alonso Reyes nos presentan el artículo que lleva por título “Análisis de percepciones respecto al deterioro ambiental y el desarrollo sustentable: un manejo desigual de información”. El estudio muestra que la construcción de conceptos es muy importante para medir las acciones ecologistas y que la construcción de quienes se dedican a la ciencia no coincide con la que prevalece entre quienes se ocupan de la política y la población. Las autoras detectan que la población en general define el desarrollo sustentable como “cuidado ambiental”, que este último es un compromiso de los programas de gobierno y que, aun cuando el cambio ambiental se considera como una realidad, es necesario para el desarrollo. Esta investigación demuestra que los conceptos tienen diversos entendimientos que conducen a prácticas también diversas. Por otra parte, las autoras afirman que la sustentabilidad es un concepto que se ha implantado con el propósito de instalar una interpretación teórica que sirva como instrumental para intervenir en torno a las relaciones del humano con el medio ambiente
Felipe Reyes Escutia y Yolanda Quintero Reyes, en su artículo “De la cosificación a la poetización de la Vida. Pautas para la transformación humana y civilizatoria”, establecen una fundamentada crítica a la modernidad, cuyo despliegue atenta contra la naturaleza y la vida; sugieren pautas para transitar de la cosificación a la poetización, en un momento en que la humanidad requiere potenciar sus facultades desde su integralidad, dando gran peso a la dimensión poética que la modernidad se encargó de seccionar y mercantilizar. Los autores consideran una exigencia el tránsito civilizatorio pluriversal, autopoiético, comunal y transracional. Subrayan que la modernidad es contraria a la continuidad de la vida en el planeta, y que su doctrina cosificadora, racionalista, extractiva y colonial se impone mediante un sistema epistémico pedagógico, sociocultural, político y económico sobre los ecosistemas, pueblos y culturas. Frente al colapso que se avecina, impulsan el llamado al cambio civilizatorio.
Rita Valencia nos propone el artículo “Territorios devastados, entramados de ausencias y la capitalización del fin de la vida” donde reflexiona sobre la actual devastación de los territorios. En un ejercicio analítico, argumenta desde el entramado de ausencias de personas, culturas, formas de vida, relacionamientos y memoria. La investigación se centra en territorio mexicano y colombiano, donde Valencia encuentra sistemas similares de hiperconcentración de tierras; frente a ello, pone de relieve la centralidad del territorio en un contexto en el que la tierra sigue siendo el foco de la disputa del capital y del dominio, donde el capitalismo devasta, despoja y genera ausencias. Es un artículo escrito con gran sensibilidad y compromiso, enfocado en la defensa humana y no humana, donde la autora muestra cómo el territorio, con los múltiples elementos que los habitantes generan en el orden subjetivo y material, es destruido por el impulso de la colonial modernidad; asimismo, advierte que lo más grave es cómo normalizamos la devastación en nuestros imaginarios y formas de habitar; ante este desastre existe la necesidad de una búsqueda por dar sentido a los territorios devastados.
Luis Llanos Hernández y Eugenio Eliseo Santa Cruz de León, en el artículo “Territorio, cambios en la alimentación y la emergencia de problemas socioambientales en la comunidad de Zinacantán, Chiapas”, exponen los cambios que ha experimentado esta comunidad indígena a partir de la introducción del cultivo de flores, que provocó una gran escasez de agua, el desplazamiento del cultivo del maíz y un gran deterioro en la salud de los habitantes aun cuando mejoraron los ingresos económicos.
Guadalupe Morales Valenzuela, María Isabel Villegas Ramírez y Cinthia Paola de los Santo Ruíz nos presentan el artículo “Cultura-naturaleza en la sierra de Tabasco: patrimonio biocultural de los ch’oles de Tacotalpa”. Las autoras revisaron el patrimonio biocultural de los ch’oles de esta comunidad de Tabasco, México, para encontrar que los recursos más valorados en el grupo son el paisaje, el agua, la milpa, las plantas y los animales, cuya disponibilidad es alterada por los fenómenos naturales. Asimismo, afirman que los ch’oles en Tabasco mantienen elementos culturales propios como valores, tradiciones, su lengua indígena, sus sistema de cargos -mayordomías-, rituales de curación y otros destinados a la petición de lluvia y la bendición de semillas. Las autoras destacan que las prácticas socioculturales permiten la conservación de los recursos naturales.
En “Una metodología de co-labor: repensarnos desde la acción en huertos educativos”, Giovanna Mazzoti Pabello y Kay Nicté Nava Nasupcialy plantean, desde lo ontológico, epistémico y el método, visibilizar las experiencias para fortalecer los procesos de las organizaciones autogestivas, que presentan distintos intereses a los propuestos por la modernidad. Asimismo, ponen en cuestión cómo se investiga, revisan su trabajo de co-labor con una organización para valorar su efectividad y se sitúan desde otro modo de investigar.
Ivy Jacaranda Jasso Martínez y Alejandro Martínez de la Rosa proponen el estudio titulado “Reivindicación católica de una danza: pistas para interpretar a los Tlahuiles de Sahuayo, Michoacán”. Los autores exponen una interpretación de la danza de Tlahuiles que se practica en Sahuayo y exploran las tensiones entre los orígenes y la actualidad, en torno a la religiosidad católica y popular, a la vez que registran las acciones que se pusieron en práctica para eliminar elementos paganos a través de procesos de “consagración”.
En el artículo “Procesos creativos artísticos y los estudios culturales”, Marco Vinicio Herrera Castañeda y Dorian Flores Reyes analizan los estudios culturales y encuentran que en ellos se han tratado de forma parcial los procesos creativos artísticos, por lo que buscan destacar los aspectos que han obstaculizado una posible relación fructífera y procuran aumentar la cercanía de los estudios culturales con los procesos creativos.
Arturo Gerardo Ruíz Utrilla y Angélica Aremy Evangelista García presentan el artículo titulado “Resistencia LGBT en universidades de Chiapas, México: más allá de la víctima pasiva”, en el que analizan la resistencia de los estudiantes LGBT frente a patrones de subyugación, en escenarios donde estos estudiantes viven en situación de desventaja social y académica. Dan cuenta de la diversidad en el interior del sistema educativo, donde existen patrones de clase, raza, origen, orientación sexual e identidad de género. En la investigación detectan que la discriminación es lo preponderante en las interacciones en el espacio universitario.
“Enunciar la frontera sur de México desde la narrativa: algunos cuentos guatemaltecos”, es el título del artículo que presenta Marco Antonio Chavarín González. En su texto, el autor se aproxima a tres antologías de cuentos guatemaltecos y realiza un análisis que da cuenta de algunos de los rasgos re- presentativos de la poética de escritores del siglo XX y la primera década del siglo XXI en Guatemala.
Alice Balsanelli, en su artículo “El manejo de los restos de humanos y animales: una reflexión en torno a las nociones ontológicas lacandonas”, analiza el concepto de persona construido por los lacandones del norte de Chiapas. Para los miembros de este grupo, todo lo que existe tiene alma (pixan), y todos los seres que habitan la selva se consideran personas (winik). En su texto, la autora nos presenta nociones ontológicas fundamentales del grupo lacandón.
“Los linderos de la investigación en México: experiencias en territorios inseguros”, de Rubén Darío Ramírez Sánchez, nos muestra las implicaciones epistemológicas y metodológicas que se presentan al realizar investigaciones en territorios inseguros de México. El autor investiga la violencia criminal entre cárteles de la droga y contra el Estado, buscando nuevas rutas de investigación, para mostrar que en territorios inseguros la investigación toma nuevas direcciones epistemológicas y metodológicas.
En su artículo “Artistas de la fama en la sociedad digital”, Álvaro Piña Arrabal presenta la idea de celebridad en el marco de la sociedad digital, indaga en la noción de fama desde la perspectiva filosófica e histórica, y analiza la fama en la época contemporánea a través de las redes sociales, el beneficio económico y el arte.
Para concluir la sección de Artículos de este número, Alfredo Tapia Carreto, Hilda Gabriela Hernández Flores y Paola Eunice Rivera Salas, en su artículo “¿Comunicación responsable? El caso de una organización educativa”, investigan las discrepancias entre los preceptos establecidos por una perspectiva de comunicación responsable y la práctica comunicativa de una organización educativa, subrayando la importancia de una buena práctica comunicacional en las organizaciones.
En la sección Documentos, Refugio Reyes Ramírez nos entrega el texto “Herencia de Enedina Damas de Ynurreta, hija de Herculano Damas y Nicomedes Damas de Damas”. Este valioso documento, que se encuentra en el Archivo General de Notarias del Estado de Chiapas, contiene la descripción de bienes de la familia Damas y nos ofrece datos en torno a la vida de las familias chiapanecas y las fincas en el siglo XIX.
En la sección Reseñas, Luis Acatzin Arenas Fernández, presenta la reseña que lleva por título “Beyond Alterity: los fantasmas del indigenismo bajo escrutinio”, en la que analiza el libro coordinado por Adriana Acevedo Rodrigo y Paula López Caballero que lleva por título Beyond Alterity. Destabilizing the Indigenous Other in Mexico, editado por Arizona University Press en 2018.
El número concluye con la reseña de Andrés Fábregas Puig titulada “Una reflexión acerca del fútbol en Cuba”, donde el autor nos invita a la lectura del libro escrito por Miguel Lisbona Guillén titulado Fútbol en Cuba. Entre el balón y “la pelota” en la comunidad global.
Las imágenes que ilustran este número son de la joven fotógrafa Nancy Ohno, una artista visual que centra su obra en los cuerpos de agua; en sus fotografías, intercala la belleza del agua con material de desecho, y en esta mezcla logra una obra de gran belleza y originalidad, muy acorde con la temática principal que se discute en este número de LiminaR. Desde la imagen, esta original artista propone una nueva modalidad de crear conciencia sobre el cuidado del ambiente.