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Cornejo Hernández, A. (2018). Mina Lorena Navarro Trujillo y Daniele Fini (coords) (2016). Despojo capitalista y luchas comunitarias en defensa de la vida en México. Claves desde la ecología política. LiminaR. Estudios Sociales Y Humanísticos, 16(2), 219-222. https://doi.org/10.29043/liminar.v16i2.612

Resumen

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El libro coordinado por Mina Lorena Navarro Trujillo y Daniele Fini incluye un pensamiento colectivo hilvanado a través de reflexiones, miradas, abordajes, entendimientos y paisajes compartidos, y al mismo tiempo diversos, que permiten entender cómo se configura el despojo capitalista en el México del siglo XXI y cuáles están siendo las respuestas desde la lógica de lo común frente a tal desastre social. De esta forma, la lectura de los nueve textos que integran el libro permite establecer diálogos con los territorios que habitamos quienes tenemos interés y trabajo en México, y también en otras partes del mundo, ya que se abordan distintas problemáticas y revisiones teóricas que van desde la ecología política, a la geografía crítica; desde el derecho a saber, a la revisión teórica sobre movilización social y la comunalidad, y desde lo comunal/comunitario, a la disputa social que entrañan los conflictos socioambientales, al tiempo que incluye estudios de caso a lo largo del país. Por ello, centrándome en una lectura situada, como situados son los textos, reconozco una interpelación en la búsqueda del entendimiento sobre cómo ha sido posible la organización y resistencia para frenar proyectos extractivistas, qué se ha activado en esta defensa a nivel simbólico, emocional y espiritual, y qué climas afectivos se configuran.

La primera pauta que establece el libro en el capítulo introductorio tiene que ver con reconocer que el proceso de acumulación por despojo no es algo del pasado, sino que corresponde a una lógica capitalista que actualmente sostiene y recrea una compleja ingeniería de conflictos, a partir de la cual las realidades de reprimarización de las economías de Latinoamérica son parte de nuestras cotidianidades. Esto lleva a la necesidad de reconocer el desplazamiento forzado hacia ciudades y hacia el norte como un recurso dinamizador de la sociedad. De esta forma, a lo largo de todos los textos algunas de las preguntas que emergen y son respondidas tienen que ver con qué defendemos, contra qué luchamos y por qué luchamos, pero, sobre todo, qué noción de vida fomentamos. Así, los textos abordan los diversos problemas que surgen a partir del extractivismo, a la par que retoman y reflexionan sobre las diversas reacciones organizadas de pueblos y agrupaciones en defensa de formas de vida que pasan por otras epistemologías. Las vertientes principales que presenta el libro, en este sentido, son la ecología política como un campo que diluye lo popular de lo especializado, y la apuesta por lo comunitario como respuesta de horizonte de vida que resiste y existe en diversos pueblos y organizaciones en México.

El texto sobre la ecología política de Horacio Machado Aráoz es, como lo dice el título, una mirada y una propuesta hechas desde el sur latinoamericano. En esa reconstrucción de cierta mirada, a partir de lo que propone Machado es posible establecer un diálogo denso con la epistemología feminista en relación con la necesidad de transformar aquella episteme colonialista que sostiene el dominio de la naturaleza, así como de criticar el androcentrismo a partir de la irracionalización de cierta ciencia que separa la razón de la naturaleza. Además, la mirada crítica desarrollada en torno a los gobiernos del sur de Latinoamérica plantea la necesidad de fortalecer una memoria histórica que visibilice los “insoslayables vínculos históricos y geográficamente existentes entre extractivismo, colonialismo y capitalismo” (p. 28), y con el patriarcado. Es por esto último que el autor nos invita a recordar, desde Rosa Luxemburgo, que el extractivismo no puede ser entendido sin el colonialismo y el capitalismo, y por ello genera interrelaciones mundiales a partir de la diferencia, la desigualdad y la injusticia social. Por lo anterior, entre otras cuestiones, el autor insiste a lo largo de su texto en que la ecología política debe ser entendida desde la complejidad que implica ser concebida como un paradigma epistémico “otro”, el cual no sólo problematiza la conflictividad social, sino que visibiliza las alternativas de prácticas de vida. Esta propuesta es compartida por la mayoría de las autoras y los autores del libro, como Efraín León, Gian Carlo Delgado, Lucia Linsalata, Raquel Gutiérrez y Víctor Toledo. Por su parte, Machado retoma las propuestas de re-generar otra temporización más orgánica y ecológica, no productivista, que, ante la individualización propiciada por el capitalismo, se reconozca a la comunidad como horizonte de vida. De esta forma, es posible reconocer esas propuestas iluminando las formas desiguales, incluso en la noción de complementariedad.

En términos de revisión teórica, los textos de Gian Carlo Delgado, Efraín León y Daniele Fini permiten reconstruir la complejidad en torno al entralazamiento conceptual del territorio, la re/des-territorialización, los conflictos socioambientales y la ingeniería de conflictos. Efraín León, desde una relectura marxista, aporta una mirada que permite entender la disputa por los territorios desde la praxis política. Así, a lo largo de su texto nos invita a no separar lo material de lo simbólico-histórico, y, por ende, a poner atención en la superposición de territorios y procesos de re/des-territorizalización que existen en las disputas/defensas de los territorios. Fini inicia retomando a Mariestella Svampa a partir de la “ambientalización de las luchas sociales”, con lo cual el autor plantea preguntas tales como si con estas luchas sólo se defienden el medioambiente, o también son una forma de ser, de existir, de vivir. A partir de estos cuestionamientos, la lectura recuerda que tales luchas buscan defender “condiciones de posibilidad para la vida” (p. 96). Así, Fini propone una mirada en la cual la defensa de los territorios, así como la vida en y de ellos, sea desplazada hacia la primacía que tiene el valor de uso y la no-mercantilización, a partir de lo cual se reforzaría el carácter antisistémico de la defensa de los territorios, que puede ser identificado en los diversos casos que retoman las autoras y los autores del libro, como María Fernanda Paz, Raquel Gutiérrez, Lucia Linsalata y Víctor Toledo. A partir de esta identificación emergen otras preguntas en torno a cómo se reconfiguran subjetividades, y si las subjetividades que emergen son nuevas, o en qué se distinguen de las de clase. De esta forma, Daniel Fini reconstruye de forma situada un concepto de territorialidad que enfatiza el carácter relacional y, por lo tanto, reconoce las jerarquías y las correlaciones de fuerza como potencias políticas para movimientos sociales y de pueblos indios.

Por su parte, Lucia Linsalata y Raquel Gutiérrez parten del concepto de lo nacional popular planteado por René Zavaleta para proponer la noción de lo comunitario-popular. Esta noción emerge en la lucha del agua en Cochambamba, Bolivia, y es traído por las autoras para revisar las luchas contra el despojo desde la visión autonómica en el México contemporáneo -zapatismo en Chiapas, Cherán, Ostula y Atenco-. Lo comunitario popular, tal como es expuesto por Linsalata y Gutiérrez, permite visibilizar los aprendizajes que los pueblos organizados tienen en los momentos de vulnerabilidad que implican el enfrentarse a la mercantilización de la vida, humana y de los bienes naturales. De acuerdo con las autoras, es en ese enfrentamiento donde se generan rupturas, cuestionamientos y experimentaciones que llevan a transformaciones sociales para los pueblos involucrados.

En la tónica de revisión conceptual, Víctor Toledo retoma el concepto de comunalidad propuesto por Jaime Luna y Floriberto Luna. De esta forma, la comunalidad prefigura la puesta en práctica de la ecología política planteada por Horacio Machado Aráoz. Así, frente a la crisis civilizatoria actual, caracterizada por Toledo, la comunalidad permite tanto analizar, como actuar, los cambios necesarios desde la radicalidad que supone la cotidianidad. De esta forma, lo que es posible pensar como un concepto, demuestra ser una prefiguración que podría ir más allá de las sierras oaxaqueñas.

En términos de revisión documental de casos concretos, Daniele Fini, Gian Carlo Delgado y María Fernanda Paz Salinas aportan información concreta y reciente sobre los tipos de conflictos socioambientales, sus causas y sus consecuencias en México y en el resto de Latinoamérica. Gian Carlo Delgado realiza un complejo desarrollo histórico de las actividades productivas extractivistas de la industria agroexportadora en Latinoamérica, desde el cual se puede reconocer cómo tales prácticas se han intensificado a partir de los monocultivos y las especies no-nativas de frutas y verduras, lo que provocó la reconversión productiva (p. 59). Tanto Delgado como María Fernanda Paz Salinas describen y analizan, desde sus propios desarrollos teóricos, cómo la ingeniería de conflictos opera sobre los entramados comunitarios y los afecta; para ello, entre otras cuestiones, reconocen que el despojo del agua es un problema incluso incentivado por autoridades locales, las cuales otorgan concesiones a distintos proyectos empresariales -producción de refrescos o cervezas, contaminación del agua, privatización de su gestión-. Paz Salinas logra hacer esta aseveración a partir de la revisión de 162 casos de conflictividad socioambiental acaecidos entre 2009 y 2013. Por su parte, Fini, en un repaso documental sobre luchas en torno al territorio, expone cifras que no permiten entender cómo se ha configurado el despojo medioambiental en México y en Latinoamérica. Así, recuerda que entre 1990 y 1997 aumentaron en el 400% las inversiones en explotación minera en Latinoamérica, y cómo en México se pasó de una producción de cuatro mil millones de dólares en 2005, a veintidós mil millones en 2011. Retomando artículos de prensa, Fini sostiene la hipótesis de Luis Hernández Navarro, según la cual la agudización del extractivismo en México se debería al 50% de reducción de maquiladoras en 2005, para así fortalecer las actividades extractivistas en el país.

Si Daniele Fini reconfigura una noción del territorio a partir de las luchas medioambientales, Mayeli Sánchez lo hace desde el derecho a saber, ya que el entramado que forja lo comunitario en un territorio pasa por el acceso a información oportuna y veraz que permita tomar decisiones informadas sobre el futuro del territorio y sobre toda la vida que lo sustenta y que se sostiene a partir de éste. Mayeli Sánchez recuerda que, a pesar de las leyes de transparencia establecidas por el Estado, en los hechos es ineficaz e inaccesible la información, ya sea porque resulta complejo y complicado solicitarla, y por ende acceder a ella, o bien porque directamente las instituciones se niegan a aportar la información solicitada. De esta manera, la interrelación de la información con la configuración de territorios tiene que ver con lo que se evidencia al plasmar un punto en el espacio geográfico; es decir, se trata de reconocer “la emergencia de un territorio que, a su vez, es una lucha simbólica por mostrar que existimos, que somos parte de este ambiente que el capital pretende consumir” (p. 146). La autora retoma la construcción del gasoducto Tuxpan-Tula para ejemplificar la violación del derecho a saber qué vivieron los pobladores y pobladoras de la comunidad náhuatl de Cuacuila, en Puebla.

Despojo capitalista y luchas comunitarias en defensa de la vida en México. Claves desde la ecología política aporta, a través de los textos que lo integran, una mirada panorámica de los conflictos socioambientales en México, así como un corpus que configura el campo de conocimiento de la ecología política, al mismo tiempo que sostiene una postura epistémica de lo común como apuesta de transformación. Así, la descripción y el análisis de los conflictos se enriquece con el reconocimiento de las diversas luchas en defensa de la tierra, el territorio, la territorialidad y los procesos de reterritorialización como apuestas existentes desde hace mucho tiempo en los ámbitos rurales, y que cada vez son más visibles y más fuertes en los ámbitos urbanos. Por lo anterior, este libro es una interpelación para repensar conceptos a partir de la potencia de la praxis que ellos encierran, desdibujando así la división saber/conocimiento discutida por Horacio Machado en su texto.