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Resumen
En el trabajo se describe el principal santo de los mayas de Quintana Roo, la Cruz Parlante, así como los centros ceremoniales y las fiestas tradicionales relacionadas con esta advocación. Se incluyen datos etnográficos que describen el contexto en el que se centra el estudio. La Cruz Parlante permite a los mayas de Quintana Roo seguir existiendo y los protege, pero para ello debe estar custodiada por los propios mayas.
Introducción
El presente trabajo se centra en una parte de la religión de los mayas contemporáneos de la zona central del estado de Quintana Roo. Particularmente el trabajo retoma datos etnográficos de las llamadas iglesias, santuarios o centros ceremoniales mayas. Se trata de los espacios sagrados en donde se resguarda a su principal santo: la Cruz Parlante. Esto no quiere decir que para los mayas no existan otros espacios sagrados, como los cenotes, la milpa, algunas cuevas, la selva, los sitios arqueológicos y otros lugares sagrados que no se tratan en este trabajo, así como otros tipos de ceremonias aún vigentes, como los bautizos mayas, las bodas o las ceremonias de petición de lluvia o Chak-Chak, pero, debido al limitado espacio de este escrito, no se tratan estos aspectos. Tampoco es posible hacer un recorrido por el estado del arte del tema religioso, ya que eso rebasaría los alcances del artículo.
Por ello, el objetivo del trabajo es describir y analizar los centros ceremoniales mayas dedicados a la Cruz Parlante del centro del estado de Quintana Roo y analizar etnográficamente la importancia de su culto en relación con la organización social de los mayas de este estado mexicano.
Existen cinco centros ceremoniales de la Santa Cruz en todo el estado de Quintana Roo, a los cuales asisten familias de comunidades cercanas para cumplir con su obligación de resguardarla temporalmente haciendo guardias que duran de ocho a quince días. Se trata de Tixcacal Guardia, Chancá-Veracruz, Chumpón, Tulum y Cruz Parlante, que se describen más adelante.
Muchos pueblos construyen su identidad alrededor de la idea que tienen del origen de la humanidad. Por ello, este trabajo trata no sólo de la religión y los centros ceremoniales de la Cruz Parlante, sino de los diferentes espacios en donde se manifiesta esta creencia religiosa.
Para entender lo anterior, es necesario revisar algunos conceptos que dan cuenta de esto, como la idea de “cosmovisión”, entendida como una visión estructurada en la cual los integrantes de una comunidad combinan de forma coherente sus nociones sobre su medioambiente y el cosmos. Incluye también concepciones acerca de las fuerzas anímicas del hombre, el cuerpo humano como imagen del cosmos, y está relacionada con el ámbito religioso y las creencias, es decir, con las explicaciones del mundo. Este concepto difiere, por tanto, del concepto de religión (Broda, 2001: 16-17), porque ésta más bien tiene que ver con la organización ceremonial e incluye, además de ideas, instituciones, creencias y actuaciones, un sistema de acción, de vida social.
Por otro lado, el ritual es el vínculo entre la cosmovisión y el hombre, es parte importante de la religión e involucra la participación social. A través del ritual, se dan actuaciones comunitarias y éste incide en la reproducción social.
Vinculado con lo anterior se encuentra la ideología, que establece el nexo entre la cosmovisión y las estructuras sociales y económicas de la sociedad (Broda, 2001: 17).
El ritual, la cosmovisión, la religión y la ideología no son estáticas, sino que son producto de hechos históricos inmersos en procesos de larga duración.
El concepto de sincretismo es insuficiente para reflejar la complejidad de mezclas, símbolos, deidades, sitios sagrados, etcétera. A partir de la Conquista, la religión de los pueblos indios trató de ser reemplazada por la Iglesia católica, lo que condujo a que los ritos agrícolas se trasladaran a los cerros, cuevas, milpas, bosques y selvas. En la actualidad existen cultos que siguen siendo importantes para el campesino indígena, tales como los del agua, la fertilidad o los ciclos estacionarios.
Debido a que la religión forma parte de diversos espacios de la vida de las comunidades indígenas mayas, es importante considerar este aspecto como uno de los que requieren reconocimiento ante las leyes.
Los centros ceremoniales de la Cruz Parlante maya no se pueden entender como espacios aislados del resto de la vida cotidiana de la población indígena. Elio Masferrer, cuando se refiere a la religión de los pueblos indios, prefiere denominarla “espiritualidad indígena” ya que, según él, este concepto es más cercano a la religión practicada por los pueblos indios (Masferrer, 2002: 147).
Cosmovisión maya, expresiones actuales en Quintana Roo
La forma en que los mayas de Quintana Roo han construido la idea de su origen o cosmovisión está directamente vinculada con aspectos religiosos y ha ido cambiando con el paso del tiempo. En este artículo se pretende describir brevemente la cosmovisión de los mayas y su expresión en la actualidad, además de algunas ideas e historias que rodean su vida en relación con las fiestas y rituales realizados, en especial, durante el culto a la Cruz Parlante.
Los mayas contemporáneos han aprendido mucho de sus antepasados lejanos y cercanos y frecuentemente hacen referencia a las historias que les contaban sus padres, sus abuelos y los abuelos de sus abuelos, porque aun los mayas más ancianos todavía recuerdan lo que les decían sus antepasados.
Algunas fiestas mayas han ido cambiando, pero la mayoría, según los propios mayas afirman, conserva su esencia desde hace muchos años. Por otro lado, no en todo el territorio maya se realizan las mismas fiestas y rituales, sino que en cada región se practican en tiempos y formas diferentes. A pesar de ello, existen algunas ceremonias que sí pueden considerarse como fiestas de todos los mayas del estado de Quintana Roo.
La mayoría de las prácticas religiosas de los mayas se concentra en las iglesias mayas o centros ceremoniales. Nos centraremos en estos últimos, también llamados santuarios, que resguardan la Cruz Parlante y que tienen su origen en la Guerra de Castas. Sobre este culto, Lorena Careaga señala que se trata del “[...] conjunto de creencias y prácticas religiosas que caracterizan a un grupo maya particular de Quintana Roo: los herederos de los rebeldes de la Guerra de Castas [...]” (Careaga, 1998: 109). Esta misma autora menciona que el fenómeno religioso maya está constituido por la unión entre el conjunto de creencias y prácticas que datan de la Guerra de Castas, y el conjunto de prácticas religiosas agrícolas, cuyo origen es más antiguo. De esta forma, la religiosidad maya actual está formada por elementos mayas y cristianos (Careaga, 1998) y por aspectos religiosos y políticos.
El origen de la Cruz Parlante, entonces, se remonta a la Guerra de Castas, rebelión maya que inició en 1847 en contra de la población no indígena que había sometido a los mayas durante varias décadas. La cruz apareció en un cenote y, a través de un ventrílocuo, hablaba a los mayas para guiarlos en su lucha, los animaba para que no se dieran por vencidos y les prometía cuidarlos para que salieran vencedores durante los enfrentamientos. Desde entonces, los descendientes de los mayas veneran la Cruz Parlante y para ello la colocaron en los centros ceremoniales que existen hasta la actualidad.
En primer término, nos centraremos en la comunidad de X-Yatil debido a que es una de las más representativas del culto a la Cruz Parlante y porque el sacerdote maya Juan Witzil proporcionó todas las facilidades para obtener información del centro ceremonial. Aunque en toda la zona maya una de las festividades más importantes es la Semana Santa, en el caso de X-Yatil, comunidad ubicada en el municipio de Felipe Carrillo Puerto, esta fiesta no es más importante que la de su santo patrono: san Bernardino. Este santo está representado por una cruz con huipil -dedicada a San Bernardino- que recuerda la imagen y veneración a la Cruz Parlante de la Guerra de Castas.
La religión es uno de los elementos identitarios que une a los mayas de Quintana Roo y, en el caso del culto a la Cruz Parlante, les permite vincularse a través de los centros ceremoniales y de las redes construidas en torno a ellos. Desde sus inicios, los sacerdotes de los diferentes centros ceremoniales invitan a los participantes de los demás centros a sus fiestas tradicionales. Por ejemplo, la población de X-Yatil antes hacía guardias en otros centros ceremoniales. Sin embargo, en la actualidad son menos frecuentes esos intercambios. El sacerdote de X-Yatil comenta su experiencia así:
Cada centro ceremonial de la Cruz Parlante cuenta con cuarteles para que pernocten los mayas que llegan desde diferentes comunidades para la custodia, actividad que recibe el nombre de “hacer guardia”. Durante las fiestas, estos cuarteles no son suficientes y acomodan a la gente en donde se pueda. Sin embargo, el sacerdote de X-Yatil consideró que los trataron mal sus propios colegas en otros centros y por eso decidieron ir a hacer su guardia al centro ceremonial de Felipe Carrillo Puerto -Cruz Parlante-, pero ahí tampoco se sintieron a gusto, como veremos a continuación.
Aunque parece que la razón por la que la compañía de X-Yatil dejó de hacer su servicio en otros centros ceremoniales fueron los malos tratos, en el testimonio también se aprecia que al interior de la organización social basada en los centros ceremoniales existen desacuerdos por diferentes razones, lo que puede llevar a la creación de nuevos centros ceremoniales.
Otro aspecto que está en el trasfondo de la problemática tiene que ver con los apoyos económicos que otorga el gobierno del estado a los dignatarios mayas que participan en el sistema de guardias, lo que, más que beneficiarlos, los ha dividido en una lucha por esos recursos, que además son mínimos.
El gobierno del estado ha tratado de ganarse la simpatía de los mayas de Quintana Roo para conseguir votos durante los procesos electorales otorgando apoyos, tanto en efectivo como en despensas, que para algunos mayas son importantes. Aunque se trata de una utilización política por parte del gobierno, los mayas han aprendido a sacar beneficio de ello; sin embargo, las estrategias políticas oficiales les siguen dividiendo.
Una institución muy importante en la organización social maya relacionada con la religión es el compadrazgo, el cual tiene que ver con el apadrinamiento de los hijos de una pareja y se lleva a cabo en la ceremonia religiosa del bautizo o jéets méek’. Aunque regularmente se busca que los compadres tengan afinidad con la pareja, pueden tomarse en cuenta otros requisitos o criterios para seleccionar a los compadres, como los que señala Alfonso Villa:
Dada la situación que se vive en la actualidad, la posición económica de los candidatos a padrinos es un factor relevante en el momento de la selección. El que la pareja esté casada o no, no es un requisito de importancia en la actualidad; lo que destacan los mayas es que sus padrinos puedan llegar a ocupar el rol de sus padres en caso de que no se cuente con ellos, ya sea por migración temporal, por enfermedad o por fallecimiento. Tanto a los padres como a los padrinos se les debe el mismo respeto, y los padrinos de bautizo adquieren una responsabilidad de por vida hacia los ahijados.
Por otro lado, en las bodas se busca tener padrinos de casi todo lo que conlleva una fiesta de matrimonio, la cual es cada vez más semejante al tipo de fiesta occidental, por lo que se eligen padrinos de pastel, de luz y sonido, de cojines, de lazo o de anillos, entre otros objetos y elementos de la fiesta. Sin embargo, aunque se han incorporado estos nuevos aspectos, la esencia de la boda maya se mantiene y se cumple con el ritual maya durante la unión de la pareja. Posteriormente, los padrinos pueden llegar a aconsejar a la joven pareja en caso de presentar dificultades durante los primeros años de matrimonio.
Esto tiene que ver con el hecho de que “los mayas peninsulares han incorporado a su antiguo sistema de parentesco diversos elementos del sistema occidental debido a la creciente influencia de la cultura nacional, provocada por el contacto cotidiano y constante con la sociedad mestiza y con las instituciones estatales” (Quintal, 2003: 306). Sin embargo, la esencia del ritual religioso y de las relaciones de parentesco se mantiene.
En este sentido, la institución del compadrazgo o parentesco ritual sigue siendo un mecanismo que sirve para reforzar, renovar y acrecentar o extender los vínculos consanguíneos y de alianza. Una de las principales formas de establecer el compadrazgo es el ritual del jéets méek’, el cual consiste en cargar a un niño o niña a horcajadas, o sea, sobre la cadera. Se piensa que esta costumbre tiene sus orígenes en el periodo prehispánico, aunque en la actualidad se sigue practicando como un rito de iniciación. Sobre este ritual, Ella Fanny Quintal plantea lo siguiente:
Esta ceremonia se lleva a cabo durante los primeros meses del niño o la niña, aunque hay ocasiones en que se espera a que cumpla el año, ya que también se asocia a la creencia de que el ritual lo prepara para dar sus primeros pasos. El ritual es de los primeros que identifica a los mayas con su organización social y sus creencias religiosas.
Por otro lado, los mayas contemporáneos de Quintana Roo se organizan a través de compañías religiosas alrededor de centros ceremoniales. Herencia de la Guerra de Castas, mantienen esta forma de organización, la cual coexiste hoy en día con nuevas autoridades y cargos que se han ido definiendo a lo largo de los años, como es el caso de los jueces tradicionales mayas.
Centros ceremoniales de la Cruz Parlante
A partir de la aprobación de la Ley de Derechos, Cultura y Organización Indígena del Estado de Quintana Roo en 1997, se define centro ceremonial como: “el lugar sagrado de los indígenas mayas en donde practican su religión, llevan a cabo sus ceremonias tradicionales y sus diversas expresiones culturales” (Ley de Derechos, Cultura y Organización Indígena del Estado de Quintana Roo, 2007: 9).
Esta ley, en su artículo 45, reconoce los siguientes centros ceremoniales:
Tixcacal Guardia, Chancá-Veracruz, Chumpón, Tulum, Cruz Parlante.
Sin embargo, más adelante la ley destaca que también considera aquellos otros centros que reconozca el Gran Consejo Maya, el cual está integrado por representantes de los diversos centros ceremoniales. Este consejo no ha operado como se tenía pensado originalmente, porque poco después de su creación se disolvió debido a que sus miembros no fueron reconocidos por algunas comunidades. A partir del año 2009 diversas instituciones estatales han buscado su reactivación, no así los propios mayas, quienes no ven utilidad a esta organización.
Las características de los actuales centros ceremoniales de la Cruz Parlante son las siguientes:
Tixcacal Guardia. Se trata de uno de los centros ceremoniales más representativos de la región de Quintana Roo. Algunos mayas consideran que este centro es el que alberga a la Cruz Parlante “original”, o sea la que se apareció y habló por primera vez en 1847, aunque de hecho no está a la vista de nadie. El centro ceremonial cuenta con una iglesia, lugar donde se realizan los rezos y se resguardan los santos, y sus cuarteles, que sirven para albergar a las compañías que acuden a “hacer guardia” a lo largo del año. Las guardias son obligatorias y consisten en que los mayas adscritos a este centro ceremonial acudan a rezar y custodiar a los santos. Las guardias duran entre cinco y ocho días por cada compañía, y las diferentes compañías se van rotando. Se dice que es representativo porque las autoridades religiosas han tratado de mantenerse separadas del gobierno y sus representantes, así como de toda persona externa. Son muy reservados respecto al acceso a la iglesia y, como en todos los demás centros ceremoniales, para entrar tanto propios como extraños deben quitarse los zapatos y descubrirse la cabeza de sombreros o gorras.
Además, los guardias tienen la facultad de otorgar el permiso para acceder, sobre todo si se trata de personas ajenas a la comunidad. En este sentido, incluso colocaron un letrero de madera a la entrada del centro ceremonial que dice: “este centro ceremonial ha sido construido y remodelado sin la ayuda de ninguna autoridad externa, ni de ningún gobierno”. No obstante, hoy existen dos santuarios en la comunidad: el primero de ellos es el que históricamente ha existido, y el segundo es una iglesia construida en el terreno del juez tradicional llamado Pedro Ek, la cual comenzó a funcionar en diciembre de 2007. Esto fue posible debido a que la compañía que se organizaba bajo el antiguo centro ceremonial desconoció al juez y sus funciones, por lo que él decidió construir su propio centro ceremonial. Además, ahora se autonombra general, que es el cargo más alto para los mayas. Obviamente, cuenta con varios seguidores que lo reconocen como juez, y ahora como general maya.
En la comunidad se realizan tres fiestas importantes a lo largo del año. La principal es la que se celebra del 24 de abril al 3 de mayo en honor de “las tres cruces”, la segunda fiesta se realiza en honor de la virgen María del 23 al 29 de agosto, y la tercera se celebra del 6 al 13 de diciembre en honor de la virgen María de la Concepción.
Chancá Veracruz. En este centro ceremonial se encuentra uno de los generales mayas más reconocidos por todos los indígenas de la región. Como se ha mencionado, el cargo de general es el rango más alto para los mayas y ellos consideran que sólo debe existir un general en toda la región. También es uno de los centros ceremoniales más reservados en cuanto al acceso y custodia de los santos, incluyendo las cruces. Cuenta con cuarteles para alojar a los que hacen guardias. Durante su fiesta tradicional, que se celebra del 15 al 20 de abril en honor a las Tres Cruces, organizan corridas de toros, y varios “cabos” y “soldados” son los responsables de mantener el orden en la fiesta. A través de altavoces, comunican a todos los asistentes a la fiesta que está prohibido tomar fotografías, no sólo en el centro ceremonial y sus alrededores, sino también en las procesiones y corridas de toros. En una ocasión, una persona externa tomó una foto de la corrida de toros con su teléfono celular tratando de engañar a los mayas y le confiscaron el teléfono. Posteriormente, la dueña del teléfono puso una denuncia en la cabecera municipal, citaron a los responsables y éstos llevaron el teléfono para entregarlo, aclarando que sólo lo confiscaron durante la fiesta. La dueña del teléfono dijo que se lo habían devuelto roto y pedía que le pagaran tres mil pesos para reponerlo; sin embargo, no pudo demostrar que efectivamente las autoridades tradicionales le hubieran dañado su teléfono, por lo que no se le pagó nada y, al contrario, se le advirtió de que no volviera a tratar de engañarlos ni a tomar fotos de las fiestas tradicionales sin consentimiento.
Chumpón. Localizado en la llamada ruta de los Chunes, es uno de los centros ceremoniales que tiene más prestigio para los mayas. Por su ubicación, mantiene más contacto con el centro ceremonial de Tulum. No se puede acceder en cualquier momento porque, aunque todo el tiempo cuenta con guardias, sólo se puede entrar cuando hay rezo. El acceso a la iglesia es limitado para los no mayas. Cuenta con cuarteles para albergar a los guardias. En los últimos años, y con la apertura y pavimentación de caminos hacia la comunidad, la maquinaria y el cascajo forman parte del paisaje que ronda el centro ceremonial. Su principal fiesta se lleva a cabo del 1 al 12 de mayo en honor de las Tres Cruces.
Tulum. Localizado en un pueblo turístico cercano a la zona arqueológica del mismo nombre, mantiene su solemnidad y el acceso está restringido. Aunque se permite el ingreso a personas no mayas, en la entrada hay un guardia que vigila en todo momento el comportamiento de la persona y le explica que debe entrar en silencio, llevar una vela para encenderla en el altar, y entrar descalza y con la cabeza descubierta. En Tulum se realizan dos grandes fiestas al año, la primera del 7 al 14 de marzo en honor de las Tres Cruces, y la segunda del 7 al 11 de octubre en honor de la Virgen de la Concepción.
Cruz Parlante. Aunque es un centro reconocido por la Ley de Derechos, Cultura y Organización Indígena del Estado de Quintana Roo, muchos mayas no lo reconocen. Se localiza en Felipe Carrillo Puerto, la cabecera del municipio del mismo nombre, en el centro de la llamada zona maya. En este centro ceremonial se llevan a cabo las mismas actividades que en los demás en cuanto a rezos, guardias y fiestas. No obstante, en los últimos años han disminuido las guardias de los mayas al considerar que no es un “verdadero” centro ceremonial, por lo que han dejado de ir y se han adscrito a otros. Realiza dos fiestas importantes al año: la primera del 26 de abril al 3 de mayo en honor de la Santa Cruz, y la segunda del 5 al 12 de enero en honor de los Tres Reyes. También está prohibido entrar con zapatos y tomar fotografías.
Estos son los cinco centros ceremoniales reconocidos por la Ley de Derechos, Cultura y Organización Indígena del Estado de Quintana Roo, aunque han existido desde mucho antes que la ley mencionada. En este sentido, es importante destacar que en la actualidad no sólo son espacios sagrados para los mayas que participan en el sistema de guardias, sino que se ha avanzado en el reconocimiento de dichos espacios por el Estado.
Como se ha indicado, en todos los centros ceremoniales se siguen ciertas reglas de comportamiento. Por ejemplo, no se puede entrar con zapatos, sombreros ni gorras y está estrictamente prohibido tomar fotografías e introducir cámaras de video o grabar con ellas en el interior y el exterior del centro. El control lo ejercen los guardias, que pueden confiscar las cámaras que los visitantes utilizan a pesar de la advertencia. Aunque el acceso es libre, no en todos los centros se permite la entrada en cualquier momento. En algunos es más fácil entrar cuando se llevan velas y se pide permiso para encenderlas a los santos. En los centros ceremoniales de Tulum, Chancá Veracruz, Tixcacal Guardia y Chumpón se organizan las fiestas de tal manera que las fechas no choquen entre sí para que las autoridades tradicionales mayas puedan asistir a todas sin descuidar sus centros ceremoniales.
Sin embargo, como se ha mencionado previamente, para los mayas de Quintana Roo no sólo los centros ceremoniales son espacios sagrados, sino que también tienen altares, entre otros lugares, en sus milpas y en sus casas. Según el sacerdote de X-Yatil, el altar representa un lugar sagrado, por eso se coloca el santo en forma de cruz. La cruz representa un santo que puede ser de género femenino o masculino, aunque siempre se cubre con un huipil. También es un lugar en donde se llevan a cabo rezos. Durante la fiesta tradicional, las familias que cooperan con comida para repartir la colocan en el altar de su casa. Cuando se va a recoger la comida, se hace una pequeña procesión en la que participan sacerdotes, rezadores, músicos, vaqueras1 y voluntarios para ir a buscar la comida, la cual se lleva en cubetas, ollas, jícaras y platos; también se llevan tortillas hechas a mano envueltas en servilletas. Al llegar a la casa que proporciona la comida, se hace un rezo que dura entre diez y quince minutos en el altar de la casa. La comida es una ofrenda que se entrega en forma de “promesa”, es decir, cada familia hace una promesa cada año y proporciona comida durante la fiesta por el cumplimiento de favores recibidos. Posteriormente se recolecta la comida y se lleva a la iglesia nuevamente en procesión. Toda la comida se concentra en la iglesia maya y al terminar los rezos del día se reparte entre todos los participantes de la fiesta, lo que se anuncia tocando las campanas. Algunas familias que no llegan al rezo aparecen, cuando escuchan las campanas, con cubetas o trastes limpios para llevarse una parte de la comida a sus casas, mientras que otra parte se consume en la iglesia.
Por otro lado, hay muchas iglesias mayas que son consideradas como centros ceremoniales aunque no sean reconocidas por la ley ni por las autoridades de otros centros ceremoniales.
El caso del centro ceremonial de la Cruz Parlante de X-Yatil
A continuación ilustraremos la “compañía” de X-Yatil. La organización actual de los mayas se realiza a partir de los centros ceremoniales, los cuales constan de varias “compañías”, cada una de las cuales incluye cargos político-religiosos cuya obligación es hacer guardias en los centros ceremoniales a los que pertenecen.
En el caso de X-Yatil, durante varios años perteneció al centro ceremonial de Felipe Carrillo Puerto, dedicado a la Cruz Parlante, aunque también hacían servicio en los otros cuatro centros ceremoniales. El servicio consiste en hacer guardias y rezos durante varios días custodiando el centro ceremonial y a los santos que ahí se resguardan.
A la cabeza de todos los centros ceremoniales está un general, quien se encarga de liderar a todos los mayas. Los dignatarios de X-Yatil reconocen al general Santiago Cruz Peraza, quien pertenece a la comunidad de Chancá Veracruz. Para ellos, él es el único general y no debe haber más. Sin embargo, en otros centros ceremoniales y comunidades han nombrado a otros generales, como el general Victoriano Yeh Ake, de la comunidad de X-Hazil Sur, y José Chi Uc, de la comunidad de Uh-May, ambos pertenecen al centro ceremonial Cruz Parlante; el general Jacinto Pech Collí, de la comunidad de X-Pichil, perteneciente al centro ceremonial de Tixcacal Guardia; o el general Sixto Balam Chic, de la comunidad de Señor, perteneciente a la compañía de X-Yatil. Ninguno de ellos desconoce al general de Chancá Veracruz. Como se mencionó más arriba, recientemente se autonombró general el juez tradicional de Tixcacal Guardia, Pedro Ek Cituk, quien además ha construido una iglesia en su propio terreno, junto al juzgado tradicional. Es obvio que esto no lo ha hecho solo, sino con el apoyo de un sector de la comunidad que simpatiza con él.
En cuanto a jerarquía, debajo del general se encuentran las diferentes compañías, como la compañía de X-Yatil, que reconoce al general de Chancá Veracruz, y que tiene los siguientes integrantes:
tres sacerdotes mayas: Juan Witzil Cimá, quien además es el juez tradicional, Epifanio Cimá Pech y Marcelo Cimá Balam, tres rezadores: Pastor Cimá, Catalino Pool y Wenceslao Urich Pool, un comandante: Enrique Catzin Cach, un teniente: Asunción Urich Cach, un cabo: Efrén Marcos Herrera Pech, un sargento: Serapio Cach Balam, un capitán: Concepción Chi Uech, veintidós soldados, cinco músicos: Casiano Pat Aké, Claudio Martín Tuz, Policarpo Aké Pool, Artemio Martín Ché y Diego Martín Ché y siete viudas.2
Todos los cargos anteriores conforman la compañía de X-Yatil, y cada uno de ellos desempeña un papel importante en la realización de las fiestas y en el funcionamiento y cuidado de la iglesia maya de la comunidad.
El sacerdote y rezador de esta comunidad, que también es el juez, describe de esta manera su nombramiento como dignatario maya reconocido por el gobierno del estado:
Los personajes indicados en la lista previa son los que incluso han sido reconocidos por el gobierno del estado aunque, como dice el juez, desde hace muchos años desempeñaban el cargo. El sacerdote tiene muy claro el origen de su centro ceremonial, lo que le ha permitido contar con el respaldo de otros centros ceremoniales y de autoridades tradicionales. Sobre el origen cuenta lo siguiente:
Vemos cómo se trata de una iglesia que sigue con la tradición de los centros ceremoniales. Aunque para las personas que llegan de otros lugares la iglesia no es tan antigua, al conocer la historia contada por el sacerdote se corrobora que se contruyó en el territorio en donde se libró la Guerra de Castas. Más adelante nos dice lo siguiente respecto a su santo en forma de cruz.
Aunque para el periodo en el que se realizó el trabajo de campo -2014- el Instituto Nacional Indigenista (INI) ya se había transformado en la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), los mayas le seguían nombrando INI. Con estos programas que mencionó el sacerdote lograron algunas mejoras materiales en los templos, pero en muchas ocasiones los apoyos estaban condicionados a que los indígenas pusieran mano de obra, terrenos, materiales y realizaran otros aportes, lo cual sigue ocurriendo en la actualidad. También han condicionado los apoyos a que conserven sus tradiciones, lo que incluye las características arquitectónicas de las construcciones. En el testimonio se aprecia que la CDI planteó que se pusiera el techo de materiales perecederos -huano-, mientras que los mayas argumentaron que era mejor el techo de lámina o concreto para que durara más tiempo. Más adelante nos comentó lo siguiente:
Nuevamente se destaca la importancia para los mayas de su iglesia y la forma en que buscan resolver las cuestiones prácticas, además de la vinculación con el gobierno del estado.
Conclusiones
En este breve trabajo se analizaron los centros ceremoniales de la Cruz Parlante de los mayas de Quintana Roo y se describieron sus características y actividades, así como su forma de organización. Es evidente la vinculación de la religión maya con las actividades cotidianas, aunque en este espacio no se puede abundar con más profundidad.
El principal símbolo religioso de los mayas es la Cruz Parlante, a la que consideran un santo milagroso y a quien le hacen diversos rituales para garantizar que mantenga y cuide a los mayas.
Asimismo, la figura de los sacerdotes mayas es fundamental en la organización social. Los mayas dedican varias horas del día a rezar y lo hacen en silencio, solos o en grupo. Sin importar la forma, gran parte del día rezan a la Cruz Parlante.
Citas
- Broda Johanna, Broda Johanna, Báez-Jorge Félix. Cosmovisión, ritual e identidad de los pueblos indígenas de México. Fondo de Cultura Económica: México; 2001.
- Careaga Viliesid Lorena. Hierofanía combatiente. Lucha, simbolismo y religiosidad en la Guerra de Castas. Universidad de Quintana Roo: Chetumal, México; 1998.
- Ley de Derechos, Cultura y Organización Indígena del Estado de Quintana Roo. México; 2007.
- Masferrer Kan Elio, Galván Jorge Alberto González. Constitución y derechos indígenas. Universidad Nacional Autónoma de México: México; 2002.
- Avilés Quintal, Fanny Ella, Millán Saúl, Valle Julieta. La comunidad sin límites. La estructura social y comunitaria de los pueblos indígenas de México. Instituto Nacional de Antropología e Historia: México; 2003.
- Villa Rojas Alfonso. Los elegidos de Dios. Instituto Nacional Indigenista: México; 1987.