Resumen | Artículo | |
---|---|---|
visto | 293 | 254 |
Resumen
.
El siglo XXI representa la profundización del proceso de globalización, con sus secuelas perniciosas en donde el mundo de los ricos y el mundo de los pobres se separan cada vez más. Se ha afirmado que los ricos no necesitan de los pobres ni siquiera para la salvación de sus almas y que los pobres no son el ejército de reserva que debe mantenerse para cuando vuelva la producción de valor. Sin embargo, en la era de la globalización el capitalismo se debate entre un mundo sin trabajo y la necesidad de la precarización laboral para asegurar la ganancia que motiva su existencia.
La migración internacional es un fenómeno de vieja data pero sus expresiones actuales encararan una contradicción crucial: la movilidad de las mercancías y del capital financiero frente a las barreras para el movimiento de personas más allá de las fronteras nacionales. Las fronteras se borran para el capital y se hacen más férreas para la fuerza de trabajo. En este sentido, las evidencias empíricas en Europa y en América están cada vez más documentadas y la migración aparece como un drama que cobra centralidad en la agenda internacional de los derechos humanos
Uno de los desafíos intelectuales más importantes es el estudio de las migraciones; este fenómeno, síntesis de múltiples determinaciones, encierra el secreto de la sociedad mundial del presente. En este marco, uno de los temas debatidos es el de los espacios sociales transnacionales, que se muestran como noticia histórica de la globalización pero su existencia data desde la consolidación misma del moderno sistema mundial. Su descubrimiento reciente, sin embargo, suscita la posibilidad de construir un potencial político que desafíe la transnacionalización del gran capital, que construya nuevas ciudadanías fundadas en el aquí y en el allá. La contracultura, la oposición a la homogeneización y la insubordinación están en el fondo de la discusión de los espacios sociales transnacionales.
La inmigración irregular, una realidad incontestable de la globalización, que se percibe cada vez más como gestora de tensiones que amenazan la conservación del equilibrio social de las comunidades políticas de Occidente es otra temática de debate. Por lo que genera, a partir de ella se interpretan los miedos y se invocan escenarios que reducen la realidad a un choque de civilizaciones. Se inventan y se califican los procesos migratorios como atentatorios a la seguridad nacional de los países de destino, sobre todo los del norte. Un sector de la clase dominante y de la población de los países de Occidente exige el despliegue de la función inmunitaria del derecho, bajo los sustentos de autonomía y soberanía territorial.
La revista LiminaR, construida y pensada desde la frontera sur de México y sus múltiples nexos con los países de Centroamérica, asume el compromiso de plantear y difundir temas y problemas relacionados con la agenda de una sociedad crecientemente globalizada. En este número, con el que la revista cumple sus primeros cinco años de vida, ofrece un bloque temático con cinco artículos que en conjunto reflexionan sobre el fenómeno de la migración y sus impactos en los lugares de origen y en los de llegada. Comparten también el esfuerzo por conjugar el ejercicio conceptual y metodológico con las realidades migratorias y sus dinámicas definidas por espacios y contextos concretos, configurando los sentidos múltiples de la migración.
Raúl Delgado y Humberto Márquez abren esta sección temática con un análisis que irrumpe con la visión tan ampliamente difundida que define y proyecta las remesas como palanca del desarrollo para los países de origen. Tomando como estudio de caso la experiencia mexicana, desmontan los fundamentos conceptuales y categoriales que sustentan esta lectura positiva entre remesas y desarrollo; sostienen la urgencia de colocar el problema del desarrollo en las agendas de los países productores de migrantes y, en la perspectiva de un conocimiento práctico y propositivo, dibujan trazos y ejes conceptuales y políticos para entender la naturaleza y las opciones que entraña la relación entre remesas y desarrollo.
De cara a las realidades de México y de los países centroamericanos, y a la coyuntura del 11 de septiembre de 2001, el trabajo de Daniel Villafuerte y María del Carmen García intenta articular en una misma discusión temas como la migración, el desarrollo y la seguridad que están íntimamente relacionados y forman parte sustantiva de la agenda mundial, hemisférica y bilateral. Se desmonta la doble lectura que en círculos oficiales y empresariales se ha dado a la migración internacional, y se recupera la naturaleza de las opciones que privan entre ellas, esto es, las relaciones asimétricas de poder que hacen de la migración internacional y del desarrollo, a través de los tratados comerciales, rehenes de la agenda de seguridad nacional de los Estados Unidos, hoy hemisférica, cuyo impacto más notorio son las recurrentes violaciones a los derechos humanos de los migrantes.
María Eugenia Anguiano y Alma Trejo recuperan un conjunto de datos e información reciente y poco conocida para mostrar y demostrar cómo las políticas de seguridad fronteriza de los gobiernos de los Estados Unidos y de México han alterado las rutas e itinerarios de movilidad que solían utilizar los migrantes mexica-nos y centroamericanos en sus desplazamientos hacia esos países. La encuesta sobre migración en la frontera norte (1993 y 2003) y la encuesta sobre migración en la frontera Guatemala-México (2004-2006) son las fuentes básicas que posibilitan a las autoras hacer un análisis comparativo. De ello derivan una relación causal no sólo entre política de seguridad fronteriza y rutas e itinerarios migratorios, sino entre éstas y las extremas condiciones de vulnerabilidad social y humana de los migrantes.
Patricia Zamudio otorga voz a los migrantes veracruzanos y con ello aporta las percepciones y vivencias de éstos en los Estados Unidos. La crisis del café, y del sector agropecuario en su conjunto, está llevando a la población joven y adulta a incorporarse al circuito de la migración internacional. Sin embargo, los relatos y el sentido del texto no dejan ver, porque no existen, situaciones de éxito, por el contrario, “aquí, como allá”, priva una situación de precariedad en los derechos sociales de los migrantes.
Cierra este primer bloque el artículo de Rocío Ortiz que analiza la migración temporal o definitiva que, a finales del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX, realizaron indígenas tzotziles de los Altos de Chiapas no a las regiones del Soconusco y la Sierra, que son bastante conocidas, sino a los pueblos de Tapilula y Coapilla que forman parte de la región zoque, poco estudiada y conocida en la literatura. Se trata no sólo de dar cuenta de un proceso migratorio escasamente estudiado, sino de un trabajo historiográfico realizado con talante de quien ejerce y ama su vocación; ambas virtudes se conjugan para proporcionarnos un conocimiento más complejo de la historia de las migraciones internas de Chiapas, un estado de contrastes regionales que explican la recurrente movilidad de la población.
La segunda sección está constituida por cuatro artículos con temáticas de actualidad y de gran relevancia nacional y regional. En el primero, Rafael Reyes y Sylvia Gijón llevan a cabo, con el uso del instrumental estadístico, un análisis sobre la vulnerabilidad social de las mujeres y los indígenas en el estado de Oaxaca, así como de las estrategias que adopta la población para superar su condición de exclusión e inseguridad. El artículo pone el énfasis en el caso de San Francisco Cajonos, una comunidad zapoteca de vieja tradición migratoria. La vulnerabilidad social es entendida fundamentalmente como exclusión de los beneficios de las políticas públicas de bienestar y del insuficiente acceso a los recursos vitales, bienes y servicios. En la parte conclusiva, los autores enfatizan la diferencia existente entre los hogares con jefatura masculina y femenina; estos últimos se encontraron en una mejor posición que los primeros. Esto está asociado a las estrategias que han adoptado para mejorar su nivel de bienestar: 1) un menor tamaño de los hogares; 2) mayor énfasis en la educación; 3) la migración como fuente de ingresos y 4) una mayor preferencia para asentarse en localidades con mayor equipamiento urbano y mejor acceso a las políticas públicas de bienestar.
El segundo, de Luciano Concheiro, María Tarrío y Sergio Grajales, es un análisis sobre los posibles impactos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en el sector agropecuario mexicano que se derivarán de la eliminación de todas las barreras arancelarias en los productos agropecuarios para el 2008. Se conjuga la búsqueda de antecedentes con los cambios antes y durante la vigencia del TLCAN, para formular una propuesta de modificación del apartado agropecuario de este tratado. Esta propuesta incorpora de suyo la perspectiva de los movimientos de los productores, tanto de los que impulsaron el Acuerdo Nacional para el Campo como los que hoy exigen una renegociación de dicho apartado.
El tercer trabajo, escrito por Tania Carrasco, Raúl Benítez y Armando Rodríguez, es un análisis que recupera la centralidad de los estudios indios y sus mediaciones, el papel que los pueblos indios están desempeñando en la construcción de una agenda política democrática en la que se reconozcan sus derechos. Los autores hacen un balance de las relaciones entre el gobierno federal y el EZLN, para concluir que, después de trece años, las relaciones no sólo están en punto muerto, sino también que las condiciones que dieron legitimidad al movimiento neozapatista no han sido zanjadas. Si bien no se trata de una lucha binaria, resulta evidente que dos de los actores, gobierno y EZLN, definen y modulan, en mucho, el sentido de la acción económica y sociopolítica de la sociedad chiapaneca. Desde esta relación, es posible en-tender las tensiones y las oposiciones que imposibilitan un marco articulado entre negociaciones, democracia y gobernabilidad; la ausencia de este marco mínimo define, para los autores, la crisis de Chiapas.
El trabajo de Araceli Burguete explora las experiencias que en el campo de la democracia electoral están jugando los movimientos indígenas de Bolivia y Ecuador. Tiene el propósito de extraer pistas y explorar algunas enseñanzas que abonen en la posibilidad de construcción de “partidos étnicos” en México y Chiapas. Recuperando las experiencias electorales recientes en el cono sur, propone repensar los términos analíticos de las relaciones entre movimientos-organizaciones sociales y partidos políticos, así como recuperar teorías y debates que configuran tensiones, oposiciones o afinidades. Es un trabajo que deja muchas interrogantes, que bien podemos traducirlas en campos de indagación, y que la presencia, la participación y el activismo político de los pueblos indígenas son también un hecho irreversible en nuestra América Latina.
En su sección de documentos, LiminaR ofrece un texto sobre la vida de Don Sebastián Esponda y Olaechea (1771-1811). Miembro de una familia originaria de Navarra la Alta, España, Sebastián Esponda forma parte de las familias que lucharon por conservar el linaje y hacer fortuna en Chiapas. Nació en Tuxtla, en mayo de 1771, y a la edad de quince años fue enviado a la capital de la Nueva España para realizar estudios en el Colegio de San Idelfonso y también en mayo, pero del año 1795, obtuvo la licenciatura en derecho por la Universidad de México. El joven abogado fue perfilado para defender los intereses de la familia. Ocupó diversos cargos públicos, entre los que destaca el nombramiento de diputado por su provincia a las Cortes de Cádiz, cargo que no logró ejercer debido a que falleció pocos días después de haber embarcado hacia su destino.
Para cerrar el contenido de la revista se ofrecen tres reseñas, dos de ellas tienen en común el área centroamericana y otra refiere a un texto que discute la cuestión de los espacios, tema que también es analizado en las dos anteriores. La primera versa sobre el libro de Abelardo Morales Gamboa que lleva por título La diáspora de la posguerra: regionalismo de los migrantes y dinámicas territoriales en América Central. Se trata de un texto de mucha actualidad, publicado por FLACSO-Costa Rica, que trata sobre los efectos sociales y territoriales de las migraciones de trabajadores y trabajadoras sobre el regionalismo en América Central, durante la etapa posterior a la crisis política y a los conflictos armados, entre 1990 y 2005.
La segunda reseña alude al trabajo de César Ordóñez Morales, publicado en 2006 por la Universidad de San Carlos-Asociación para el Avance de las Ciencias Socia-les en Guatemala, con el título Tendencias de la integración económica en Guatemala y el sureste de México. Es una contribución que invita a pensar el pasado reciente y lo que está por venir en la frontera México-Guatemala. Es una propuesta para reflexionar en torno a las consecuencias de los procesos de integración comercial, en particular del TLC México-Guatemala. La preocupación del autor está centrada en los efectos de los procesos de integración en territorios fronterizos, en particular la frontera sur-occidental de Guatemala.
Finalmente, la tercera reseña trata del libro de David Harvey, Espacios de esperanza, publicado por la editorial española Akal. Es una contribución que se sitúa en los debates actuales en torno a los fenómenos producidos por la globalización. Se trata de un análisis, desde una perspectiva marxista, de la dimensión política del espacio. El autor propone una revisión de los conceptos del pensamiento marxista con el propósito de entender los movimientos sociales que tuvieron lugar en los últimos años del siglo XX, sobre todo en el campo de los derechos humanos, la cuestión ambiental, las mujeres y los grupos minoritarios.