Introducción
La creación de un cosmopolitismo cívico que podría generar lealtad patriótica de raíz
republicana, contrapuesta a la étnica o cultural defendida por el nacionalismo, exige
construir una identidad posnacional fincada en los principios universalistas del Estado
de derecho y la democracia que ayuda a pensar en una educación constitucional de la
ciudadanía (Rosales, 2000b: 133).
La distinción analítica entre nacionalismo y patriotismo permite ver que el encuentro
y antagonismo entre las naciones en la formación de los Estados desmiente el desiderátum
nacionalista de correspondencia entre nación y Estado. Además, permite ver que “la
cohesión cívica de las comunidades políticas, integradas habitualmente por una pluralidad
de comunidades nacionales, se produce como resultado de un complejo proceso de articulación
cívica de la diferencia” (Rosales, 2000a: 127).
El patriotismo constitucional representa una alternativa razonable de identidad política:
supranacional y al mismo tiempo compatible con una pluralidad de identidades nacionales.
Patriotismo y nacionalismo no son sinónimos, porque adhesión al propio Estado es patriotismo,
y adhesión al propio pueblo es nacionalismo (Rosales, 2000b: 138 y 148).
En síntesis, la convivencia intercultural es posible cuando viene acompañada de la
construcción de una identidad basada en el patriotismo constitucional, alejada de
nacionalismos homogeneizantes. Por eso, encuentro importante analizar los contenidos
de los libros escolares sobre la diversidad religiosa afincado en la certeza de que
“el libro de texto puede ser parcialmente liberador”, aunque:
[…] a menudo el texto se convierte en otro aspecto de los sistemas de control […]
Poco es lo que queda a la elección del maestro a medida que el Estado invade cada
vez más los tipos de conocimiento que se debe enseñar, los productos y metas finales
de la enseñanza y los modos de lograrlos (Apple, 1986: 87-88).
Desde la misma Revolución francesa de 1789, el manual escolar recibía de parte del
Estado un lugar central, se estimaba “que el libro escolar, conjuntamente con las
fiestas populares, era la herramienta mejor adaptada y más potente para la difusión
de las nuevas ideas […] el Informe y Proyectos de Ley sobre los libros elementales
presentado a la Convención en 1793” declaraba a los libros elementales como columna,
sostén de la educación” (Carbone, 2003: 15).
Sin duda, “El libro de texto tiene más presencia que otros libros escolares en la
memoria colectiva; por eso es probable que los sentimientos o emociones evocados no
sean tan superficiales como para relegarlos al olvido” (Carbone, 2003: 13).
[…] la imagen que tenemos de otros pueblos, y hasta de nosotros mismos, está asociada
a la historia tal como se nos contó cuando éramos niños. Ella deja su huella en nosotros
para toda la existencia […] La historia que se cuenta a los niños, o a los adultos,
permite a la vez conocer la identidad de una sociedad y el estatus de ésta a través
del tiempo (Ferro, 2007: 19 y 21).
El libro escolar es un espejo de la sociedad que lo produce, un escenario material
en el que se representan los valores y las actitudes, los estereotipos y las ideologías
que caracterizan la mentalidad colectiva, es decir, el imaginario de cada época (Escolano, 1997: 15).
Dada la centralidad de los manuales escolares como proyectos de Estado y reflejo de
la mentalidad colectiva, según se traduce de las citas previas, y aunado a la evolución
de los gobiernos centroamericanos hacia regímenes con principios democráticos promotores
de la conservación ambiental y del respeto de la diversidad cultural y los derechos
humanos en las últimas tres décadas, me pregunto por la presencia o ausencia del respeto
y aprecio de la diversidad religiosa que, aunque antigua en la región, ha ampliado
su espectro en el último medio siglo en los países del istmo centroamericano. Esta
pregunta es pertinente para valorar en qué medida los textos escolares son fieles
al discurso de la interculturalidad adoptado en los programas educativos oficiales
y si, por lo tanto, resultan pertinentes para la generación de una identidad basada
en el patriotismo constitucional.
Pluralidad religiosa sin pluralismo
La rápida expansión de nuevas Iglesias en las últimas décadas en todo el istmo centroamericano
es bien conocida. Desde principios del XX llegaron bautistas, presbiterianos y metodistas,1 pero sin duda acaeció un cambio manifiesto en la segunda mitad del siglo.2 Sin embargo, la diversidad es más antigua porque, por ejemplo, los anglicanos llegaron
en el siglo XVII con el proyecto inglés de colonización de la Mosquitia y de toda
la costa del Caribe.3 Más tarde, a mediados del XIX, los misioneros moravos se establecieron entre los
misquitos y convirtieron masivamente tanto a los nicaragüenses como a los hondureños,
hasta volverse un rasgo de la etnicidad regional y un parche temprano, no católico,
en toda Latinoamérica (Tilleman, 2004).
En la actualidad la diversidad es mucho más extensa. Las denominaciones se cuentan
por centenas y las iglesias por miles. En el triángulo del norte, formado por Guatemala,
Honduras y El Salvador, la población protestante o evangélica representa alrededor
de un tercio, mientras que en los otros países, Nicaragua, Costa Rica y Panamá, representa
entre una quinta y una cuarta parte del total4 (ver cuadro 1).
Cuadro 1
Población de los países de Centroamérica según adscripción religiosa, 2010
País
|
Población Total
|
Denominaciones
|
Iglesias locales
|
Católica
|
Población según adscripción religiosa (%) Protestante o evangélica
|
Otras
|
Sin religión, sin respuesta
|
Guatemala
|
14 361 666
|
236
|
26 530
|
57
|
31
|
2
|
10
|
El Salvador
|
7 440 662
|
84
|
7 700
|
50
|
38
|
3
|
9
|
Honduras
|
8 045 990
|
113
|
13 247
|
47
|
36
|
3
|
14
|
Nicaragua
|
5 815 524
|
|
7 414
|
58
|
23
|
3
|
16
|
Costa Rica
|
4 563 538
|
232
|
4 871
|
71
|
20
|
2
|
7
|
Panamá
|
3 405 813
|
56
|
3 102
|
66
|
24
|
4
|
6
|
También abonan a la diversidad religiosa de Centroamérica la inmigración china, la
antillana y la alemana que acudieron a trabajar en la construcción del Canal de Panamá,
el desarrollo de la cafeticultura y las explotaciones bananeras entre los siglos XIX
y XX, además de la llegada de colonos judíos, turcos y de otras nacionalidades, que
formaron colonias influyentes y distinguidas. Sin embargo, el predominio de la religión
católica permanece y marca los sistemas educativos hasta el presente a pesar de la
diversidad que se capta a simple vista.
En 2007, durante una estancia en Honduras, pude ver por televisión, en una cadena
nacional, al presidente Manuel Zelaya pronunciando un discurso lleno de invocaciones
religiosas. El motivo del discurso era otorgar la medalla de honor al obispo de Tegucigalpa
por su cabildeo ante instancias multilaterales para que el país pudiera acceder a
ayuda internacional por la situación de extrema pobreza de la población. El obispo,
por el contrario, respondió con un discurso político, sin tintes religiosos.
En un recorrido por Centroamérica para adquirir los libros escolares vigentes en cada
país durante el año 2009, recogí testimonios aislados que dan cuenta de la invisibilización
de la diversidad religiosa y la supremacía de la religión católica. Por ejemplo, una
profesora de la Universidad Nacional me aseguró que en Nicaragua el currículo no contempla
clases de religión, pero que los maestros que quieren, rezan, y cuando hablan de valores,
creen que se trata de valores cristianos. En cambio, un taxista evangélico, con hijos
católicos y casado con una católica desde hacía 27 años, me contó que en las escuelas
públicas se imparten clases de catolicismo, principalmente en los tres primeros años,
y que los niños tienen que presentar examen aunque no sean católicos.
En Managua, en ocasión de celebrarse el trigésimo aniversario del triunfo sandinista,
grandes espectaculares mostraban al presidente Daniel Ortega diciendo: “cumplir con
el pueblo es cumplir con dios”, mientras de los postes del alumbrado público colgaban
pendones invitando a una gran reunión con el líder evangélico centroamericano del
momento.
Un taxista tico me contó que se imparten clases de religión en las escuelas del gobierno
y que los padres no católicos remiten una carta para que se exima a sus hijos de tomarlas.
Los que tienen dinero, envían a sus niños y jóvenes a colegios y universidades evangélicas,
pentecostales o anglicanas. Dos destacadas antropólogas, profesoras de la Universidad
de Costa Rica, me comentaron que tenían problemas con los alumnos testigos de Jehová
y recordaban cómo, cuando ellas estaban en el colegio hacía ya medio siglo, tenían
compañeras judías que, a la hora de rezar o de la clase de religión, se salían sin
provocar problema alguno, y realizaban otras actividades durante ese tiempo. Me aseguraron
que, en su país, el obispo católico tenía poder incluso para dar el visto bueno al
nombramiento de algunos funcionarios del gabinete presidencial.
En Panamá, el decano de la Facultad de Educación me confirmó que en la Universidad
Autónoma de Chiriquí, una universidad pública, tenían capellán universitario, mientras
que un taxista bautista me contó que las clases de religión católica estaban vigentes
en la escuela pública porque era una materia oficial, pero que había escuelas privadas
de otras religiones. Él no tenía dinero para mandar a estos establecimientos a sus
hijos, pero en su casa les aseguraba que las cosas no eran como les decían en la escuela
y les recomendaba que no hicieran caso a lo que escuchaban en las clases de catolicismo.
Un maestro me contó que incorporaba contenidos relacionados con los derechos humanos
en la clase de religión.
¿En qué medida los libros de ciencias sociales son otro ejemplo de estas estampas?,
¿cómo promueven o contradicen el respeto y aprecio de la diversidad en países como
Panamá y Costa Rica, donde se enseña religión católica en las escuelas públicas y
hay una religión oficial, aunque sus constituciones tutelan la libertad de cultos?,
¿cómo son los libros de Nicaragua y Honduras, donde sus presidentes invocan a dios
en sus discursos?
Diversidad religiosa en los libros de Ciencias Sociales
Los contenidos de los libros escolares de Ciencias Sociales de todos los países van
dosificando sus contenidos del primero al sexto grado según una escala que lleva de
lo local a lo continental y mundial. Dicha escala arranca en primero desde la familia
y la localidad; le sigue el estudio del distrito o municipio y del ayuntamiento, la
provincia o departamento y la dirección regional, el país y el gobierno nacional,
Centroamérica y las políticas de integración regional, hasta terminar con el continente
y los organismos multilaterales en los casos de Panamá, Costa Rica y El Salvador,
y el mundo y las multilaterales en los ejemplos de Guatemala, Honduras y Nicaragua.
En general, los libros están compuestos por cuatro unidades en las que se pueden distinguir
las disciplinas tradicionales: geografía, civismo e historia.
Panamá
Los seis volúmenes de Panamá están compuestos por cuatro unidades con un número variable
de temas, secciones y recuadros.5 Las unidades son: “Naturaleza y sociedad”, “Interacción con el medio”, “Convivencia
con el medio” y “Acontecer histórico”. Los contenidos que interesan para el tema religioso
aparecen especialmente en las dos últimas. En la tercera unidad se habla de deberes,
derechos, población y organización del Estado, y en la cuarta de diversidad cultural,
historia política y símbolos patrios.
En el libro de primero se presenta el cromo de una procesión encabezada por un sacerdote
católico ataviado con el atuendo ceremonial y portando los símbolos centrales e inconfundibles
de su confesión. Allí se pregunta a los niños en qué lugares han visto esas actividades,
si participan en ellas y por las actividades religiosas que celebran sus familiares.
Además, en un recuadro inmediato se indica que:
Las comunidades se diferencian por su población y por las actividades sociales, culturales
y económicas que practican. Toda comunidad construye su historia desde que se funda.
Conforme pasa el tiempo la comunidad crece. Los habitantes adquieren tradiciones y
costumbres del lugar, y también festejan el día del santo patrón de la iglesia a la
que pertenecen o el santo de la comunidad (Santillana pa.1ºg. 2006: 169).6
En este párrafo se asume la catolicidad, que celebra a sus santos con toda claridad
ignorando la diversidad religiosa existente.7
El libro de segundo, en relación con los deberes y derechos, define a los ciudadanos
como los panameños mayores de 18 años, “sin importar su sexo, creencias […]”. También
se dice que cada persona cuenta con características físicas particulares y diferencias
culturales, como sus creencias. Se describen los contrastes físicos, pero no las creencias
y, cuando se habla del traje típico, se declara su uso en fiestas patrias, patronales
y carnaval. Se hace énfasis en la diferencia entre comunidades por la fiesta patronal
y se vuelve a la foto del sacerdote en procesión, ahora éste en primer plano; en cambio,
no se menciona ninguna religiosidad distinta (Santillana pa.2ºg. 2006: 109, 117, 151, 167 y 169).
El volumen de tercer grado vuelve a la fiesta patronal y a la Semana Santa; se destacan
idioma y religión como aportes de la conquista española, así como la evangelización
y las celebraciones religiosas (Santillana pa.3ºg. 2006: 11, 125, 127, 131, 142, 144).
El texto de cuarto año deja descansar de santos a los niños panameños. Hay una mención
de la religión cuando se plantea que el ideal de Simón Bolívar era la creación de
una gran nación, con una religión y una lengua en un amplio territorio, lo que hubiera
sido buen momento para mostrar la lista de las adscripciones religiosas del presente
(Santillana pa.4ºg. 2006: 168).
El libro de quinto, al tratar de los derechos humanos menciona, entre otras libertades,
la libertad religiosa, y las diferencias religiosas como uno de los elementos que
provoca discriminación. Al referirse a la diversidad cultural, se plantea la imposición
del idioma por parte de los españoles y “el establecimiento de la religión católica,
que hoy es oficial”. También se recuerda la inmigración de la segunda mitad del XIX
y primera del XX estimulada, entre otros factores, por la construcción del ferrocarril
transístmico, el Canal de Panamá y la expansión de las plantaciones bananeras: los
hebreos y griegos establecieron colonias e “intentan mantener sus tradiciones por
medio de sus iglesias, festivales […]”. Además, se menciona a los negros antillanos,
unos originarios de posesiones francesas y otros de colonias inglesas, con religión
anglicana, y, para completar el panorama de la diversidad cultural, se recuerda a
los inmigrantes norteamericanos, chinos y originarios de la India, pero no se hace
ninguna referencia a sus prácticas religiosas (Santillana pa.5ºg. 2006: 92, 101, 132, 133, 134, 135, 136).
El volumen de sexto grado destaca la importancia del respeto a los valores éticos,
morales y religiosos para las relaciones interculturales, y el derecho del individuo
a la propiedad, a la libre expresión de pensamiento, y a la libertad de religión y
de enseñanza. Como se dedica en términos de escala al continente americano, enuncia
la diversidad religiosa, pero no hace referencia a las Iglesias cristianas históricas
ni a las de aparición reciente (Santillana pa.6ºg. 2006: 103, 107, 119, 168).
En cambio, para explicar los antecedentes del descubrimiento de América, hay una referencia
a la reconquista de España y a la expulsión de los musulmanes. Este tema se menciona
en un recuadro de una manera que no ayuda a entender el asunto religioso: “Se les
llama musulmanes a los seguidores de la religión llamada Islam. Los musulmanes se
extendieron hacia África y Europa para expandir su religión. En España les llamaban
moros” (Santillana pa.6ºg. 2006: 164).
En ninguno de los objetivos a lo largo de los seis volúmenes se llama la atención
acerca de la diversidad religiosa. En los contenidos, más bien se asume la catolicidad
como universal, derivada de la historia colonial, omnipresente en la invocación de
las fiestas de los santos patrones de la actualidad. Las referencias a esta religión
están mal equilibradas respecto a las escasas menciones de otras confesiones, y no
se explican las diferencias de una manera mínimamente sustantiva. Por tanto, aunque
el respeto y aprecio a la diversidad aparecen en estos textos mediante la invocación
de la diversidad cultural, sólo se enuncian algunas adscripciones religiosas diferentes,
sin describir sus prácticas, sus contrastes y la diferenciación de credos o la interrelación
entre sus feligresías: ¿cómo apreciar y respetar lo que se desconoce?
Costa Rica
Los libros escolares de Costa Rica de la editorial Eduvisión, a diferencia de los
editados por Santillana, manifiestan una clara tendencia confesional. El texto de
primer grado invoca la oración del “¡Ave María!” en una leyenda popular. En una lección
sobre la familia se agradece a Dios por tenerla y por disfrutar del derecho a comer.
Más adelante, se presenta como norma de decoro agradecer a Dios por lo que se va a
recibir al sentarse a la mesa. Al describir el entorno del niño, el barrio, se nombra
la iglesia, el recinto religioso de los católicos, aunque en la ilustración siguiente
sobre el barrio se rotula un edificio con una cruz en lo alto con la leyenda “Iglesias
de diferentes religiones”. Sin embargo más adelante, cuando se habla del distrito,
se expresan en singular las palabras escuela, iglesia, parque y centro de salud, y
en plural las palabras bancos y locales comerciales; además, para ilustrar la referencia
a la iglesia, en el conjunto de imágenes del distrito aparece la foto de un templo
católico (Eduvisión cr.1ºg. 2007: 4, 33, 34, 37, 60, 96, 98, 150, 158).
El libro de segundo invoca a la virgen de Los Ángeles y da gracias a Dios por los
recursos naturales de los que gozamos. Ubica en Cartago la basílica de Nuestra Señora
de los Ángeles, patrona de Costa Rica, y en la retroalimentación pide a los estudiantes
mencionar dónde se ubica. En el libro de tercero se repite la referencia a la patrona
del país (Eduvisión cr.2ºg. 2007: 54, 86, 131, 135; Eduvisión cr.3ºg. 2007: 70).
El libro de cuarto año explica periodos históricos y ubica el surgimiento de las religiones:
La Edad Antigua simboliza el surgimiento de las religiones. Confucio en China, Buda
en la India trazaron las reglas de oro de la conducta humana y dieron al mundo códigos
morales que reclamaban la paz, la justicia y el amor. En el Medio Oriente, en la hoy
convulsionada Palestina, Jesús de Nazaret dio al mundo su doctrina, forjadora de santos y de mártires, doctrina que sella con su propia sangre y que conmueve
al mundo, de manera que el tiempo llega a medirse antes de Cristo o después de él (Eduvisión cr.4ºg. 2007: 154, cursivas nuestras).
Esta narrativa confesional de énfasis católico ignora que musulmanes y chinos tienen
sus propios calendarios. En otro apartado que aparece bajo el rotulo “Pensamiento
crítico”, se afirma que “Dios expresó en el sexto mandamiento ¡No matarás!”, abunda
en que en muchos países se aplica la pena de muerte y se pregunta si los humanos tenemos
derecho a quitarle la vida a otro como castigo (Eduvisión cr.4ºg. 2007: 194). Usar ejemplos religiosos aun en leyendas populares es congruente en Costa Rica,
en donde la religión católica es oficial y, por tanto, prácticamente no existe ninguna
referencia a la diversidad religiosa. Sin embargo, la editorial Santillana, al contrario
de Eduvisión, evita hacer referencias a temas o lugares religiosos, a diferencia de
los panameños de Santillana.8
Nicaragua
En Nicaragua hay libros de Ciencias Sociales sólo del tercero al sexto grado. El de
tercero, publicado por la editorial San Jerónimo, no esconde cierta diversidad, pero
apenas refiere la existencia de otros credos en la zona atlántica: “Sus habitantes
originarios profesan la religión anglicana y la morava. Los mestizos en su mayoría
son católicos”. En cambio, abunda en la catolicidad como folclor, lo que apuntala
la identidad nacional monoétnica en torno a una religión, una lengua y una cultura:
Las festividades de “La Purísima” tienen un especial significado porque en la Basílica
de la Inmaculada Concepción de El Viejo se celebra “La lavada de la plata” que es
una actividad anterior a “La gritería” […] El 6 de diciembre, los promesantes lavan
los adornos del altar y todos los objetos de plata que tiene el templo […] Ese día
es la solemne “bajada” de La Virgen. La colocan en un altar al alcance del público.
La gente hace largas filas para adornarla con mucha devoción, después de la misa que
se celebra con toda pompa […] El folklore chinandegano es muy rico en cuentos, leyendas,
poesías infantiles, en fin, todo aquello que se transmite a través de la historia
que no está escrita, pero permanece en las costumbres del pueblo […] También se manifiesta
en danzas y cantos durante las procesiones. Una de ellas, es la de San Pascual Bailón
el día 17 de mayo […] León es la cuna de “La Gritería”, nuestra fiesta católica nacional,
que tú conoces bien (San Jerónimo ni.3°g. 2006: 33, 34, 38, 75).
Este libro de Nicaragua, alejado del respeto a las diferencias, llama ídolos a las
estatuillas encontradas por los arqueólogos. En este sentido, por ejemplo, se menciona
que “[los historiadores piensan que] las islas de Zapatera y Ometepe eran un ‘santuario
destinado al culto’ […] porque se han encontrado grandes cantidades de ídolos en esas
islas (San Jerónimo ni.3°g. 2006: 123).
Al referirse a la escuela, también se hace proselitismo católico y se omite la existencia
de centros escolares sostenidos por denominaciones religiosas diferentes a la católica:
La educación religiosa es también una herencia de la época colonial. Junto a los templos
se construían las escuelas parroquiales donde se enseñaba la región católica. Esto
sigue siendo una costumbre. En la actualidad, al lado de muchos templos hay escuelas
de enseñanza primaria y talleres de artes y oficios (San Jerónimo ni.3°g. 2006: 153).
Nada se dice de las prácticas escolares de otras confesiones aún más acendradas, como
entre los que hacen de la lectura de la Biblia el eje de su religiosidad. El libro
de cuarto repite la enunciación de la diversidad religiosa limitada:
La región del Atlántico es la menos poblada del país. Su población está compuesta
de grupos étnicos diferentes que hablan idiomas distintos y tienen otras costumbres
que enriquecen nuestra cultura… Practican varias religiones entre ellas la anglicana,
la morava, la evangélica y la católica. Sus templos tienen formas de construcción
muy especial (San Jerónimo ni.4ºg. 2006: 88, 89).
Y recapitulando enfatiza:
[…] ya estudiaste que con la colonización española se produjo también un mestizaje
cultural o mezcla de culturas. Por eso hablamos español, practicamos el catolicismo
y tenemos costumbres parecidas a las costumbres de los españoles. También debes recordar
la influencia de los ingleses en la Costa Atlántica donde muchos grupos étnicos hablan
inglés y practican religiones como la anglicana, la Morava, la Bautista, la presbiterana,
etc. Nuestra Constitución Política expresa que en Nicaragua “toda persona tiene derecho
a la libertad de conciencia”. Hay libertad de cultos. La educación es laica. Por eso
en las escuelas estatales no se enseña región alguna (San Jerónimo ni.4ºg. 2006: 174).
El libro de quinto, dedicado a Centroamérica, presenta datos estadísticos por país
y en él llama la atención la insistencia en los rasgos comunes mestizos:
Muchas de nuestras maneras de ser tienen su origen en las formas de vida de nuestros
antepasados: la alimentación de nuestros pueblos sigue basándose en productos derivados
del maíz, el tiste sigue siendo una bebida popular; seguimos cultivando cacao, frijoles
algodón, etc., tenemos utensilios de barro para diferentes propósitos. Desde el punto
de vista religioso seguimos haciendo bailes típicos con vistosos trajes tradicionales
en nuestras procesiones (San Jerónimo ni.5°g, 2006: 85).
El libro de sexto da importancia al nacimiento y expansión del cristianismo, y en
ese marco enfatiza la catolicidad, aunque registra a otras Iglesias cristianas:
La gran mayoría de los nicaragüenses son católicos y protestantes (evangelistas, moravos,
metodistas) y muchas otras denominaciones que creen que Cristo es el hijo de dios
y el mesías prometido en el Antiguo Testamento de la Biblia […] La religión cristiana
(católica) fue traída y difundida en nuestro país por los misioneros (sacerdotes)
que vinieron con los conquistadores españoles a partir del año 1520 (San Jerónimo ni.6°g. 2006: 141).
Igual pasa con los libros editados por Hispamer. El de quinto, dedicado a Centroamérica,
enfatiza los rasgos compartidos. Allí se afirma:
El cristianismo fue la religión de toda la población. En las prácticas religiosas
se conservaron rasgos indígenas. En las iglesias, los instrumentos musicales indígenas
como la chirimía y el tambor acompañaban a los cantores. La marimba de origen africano,
pasó a ser un instrumento musical indígena (Hispamer ni.5ºg. 2007: 118).
En el de sexto, dedicado al mundo, se advierte la existencia de otras grandes religiones
históricas, aunque sólo se enuncian:
Además de su origen étnico, la población mundial se caracteriza por la diversidad
de sus lenguas y religiones […] En el ámbito religioso destacan varias líneas, los
que siguen las enseñanzas de Jesucristo (cristianismo), o de Mahoma (islamismo) o
de Siddhartha Gautama o Buda (budismo), también destacan otras religiones, como judaísmo,
taoísmo, sintoísmo y confucionismo (Hispamer ni.6ºg. 2007: 181).
El Salvador
Los libros de El Salvador del Ministerio de Educación también presentan la religión
católica como costumbre y patrimonio. Así, en una sección que se repite lección por
lección en todos los grados, denominada “Postales de viaje”, se invita a visitar el
Santuario de Esquipulas, la iglesia colonial de Panchimalco y la catedral de San Vicente
(Mined sl.1ºg. 2008: 36, 42, 136).
Se informa que:
Nuestros antepasados eran politeístas es decir que creían en muchos dioses: los dioses
que adoraban los pipiles eran muy semejantes a los de otros pueblos nahuas de Mesoamérica,
entre ellos: Tláloc: dios de la lluvia; Xipec Totec: dios de la agricultura y del
maíz y Quetzalcóatl o Kukulcán: serpiente emplumada, dios dador del conocimiento y
la civilización. [Además que] la vida estaba bajo la protección de un animal, a esto
se llamaba nahualismo (Mined sl.4ºg. 2009: 129).
Asimismo, se comenta que:
Una cofradía es una asociación religiosa traída por los españoles y adoptada por los
indígenas, formada por un mayordomo, una mayordoma o capitana, tres priostes (órgano
consultivo e intermediarios para llevar a cabo la ejecución de tareas encaminadas
a la organización de la fiesta). Hoy en día, se realiza por lo general en torno a
una advocación de Cristo, la Virgen o un Santo, un momento de la pasión o de una reliquia:
conlleva entre otras cosas, procesiones coloridas, reparto de bebidas y comidas típicas
(Mined sl.6ºg. 2009: 50).
En estos libros del Ministerio de Educación, cuando se trata de instituciones de la
Iglesia católica se describe su dinámica y se profundiza en su significado y en su
organización, pero no se hace lo mismo en relación con otras Iglesias. En los libros
de Santillana el planteamiento no es muy diferente. Bajo el rótulo “nuestras costumbres”
o “costumbres de mi tierra”, se destacan las fiestas patronales en los libros de tercero
y quinto:
Entre las tradiciones principales están las fiestas patronales que se realizan en
honor del santo patrón del lugar o del país. Todas las comunidades, celebran su fiesta
patronal […] Algunas tradiciones empezaron con la llegada de los españoles. Otras
son de origen indígena y con el paso del tiempo se mezclaron con las de los conquistadores
hasta llegar a ser como las conocemos hoy (Santillana sl.3ºg. 2008: 156).
En Centroamérica también se mantienen importantes costumbres y tradiciones. Son ejemplos:
las celebraciones para conmemorar los días de los santos locales y otros eventos religiosos.
La marimba es el instrumento musical más popular en Guatemala y Nicaragua. Otros instrumentos
importantes son la guitarra, la chirimía y el tun (Santillana sl.5ºg. 2007: 45).
En el libro de sexto año, también de la editorial Santillana, se habla del multiculturalismo
y del multilingüismo, pero se enfatiza y celebra, más que la diversidad, lo que es
común:
La procedencia multicultural, en el caso de los americanos, es un elemento que determina
que la población sea multilingüe. En el continente se habla castellano, inglés, portugués,
francés y una variedad de lenguas indígenas. También se hablan, en menor medida, otras
lenguas europeas y asiáticas […] Por sobre toda esa variedad, existen creencias, costumbres
y valores compartidos por amplios sectores de la población americana, que trascienden
el ámbito de las fronteras nacionales. Por ejemplo, la práctica de la religión cristiana,
el uso del idioma castellano y la pasión por el futbol, son algunas de las características
que identifican a la mayor parte de Latinoamérica (Santillana sl.6ºg. 2008: 96).
Guatemala y Honduras
En los libros de Guatemala y Honduras de la editorial Santillana se observan también
referencias a la catolicidad como folclore e historia colonial, pero se habla poco
del presente, en el siguiente tenor:
Las instituciones religiosas normalmente están vinculadas con las iglesias de distintos
cultos, como la católica, la evangélica, la mormona y la adventista, entre otras […]
Para muchas personas, además de la familia y la escuela, las iglesias son muy importantes,
ya que en ellas encuentran el lugar ideal para expresar su fe religiosa (Santillana gt.5ºg. 2009a: 74).
El respeto y aprecio a las diferencias se agota en la enunciación del derecho a la
libertad de religión (Santillana hn.6°g. 2006: 17). En cambio, abundan referencias
a la construcción de templos como hechos históricos o como riqueza cultural: “La Iglesia
de Comayagua es un bello edificio colonial e histórico”. “La fundación de la Catedral
de Tegucigalpa es un hecho histórico de esta ciudad” (Santillana hn.2°g. 2006: 57, 60, 61).
Una de las tradiciones más reconocidas es el baile de los Diablitos. En este baile
se representa la conversión de un pagano al cristianismo. Se celebra del 5 al 12 de
febrero de cada año. Entre los personajes que intervienen en el baile están los moros
y cristianos… La fiesta patronal de Comayagua se celebra del 8 al 12 de diciembre.
Está dedicada a la Virgen de la Concepción (Santillana hn.2°g. 2006: 120).
La conquista y colonización de América tuvo una justificación para los españoles:
difundir la fe católica. Los franciscanos fueron los primeros misioneros en llegar
a América. Posteriormente llegaron otras congregaciones religiosas como los dominicos,
agustinos, jesuitas, carmelitas y mercedarios. La Iglesia católica se constituyó en
la institución más poderosa de la Colonia […] Los frailes tuvieron la misión de enseñar
el idioma español, la escritura y algunos oficios a los indígenas. Con el tiempo,
los religiosos se ganaron la confianza de los indígenas y ejercieron gran influencia
sobre ellos […] Junto a los ritos y ceremonias católicas, persistían las costumbres
y ritos indígenas. La unión de la religión indígena con la fe cristiana dio origen
al sincretismo religioso. Durante la Colonia, los religiosos fundaron conventos, iglesias,
escuelas, hospitales y universidades (Santillana hn.5°g. 2006: 103).
Recapitulando, las referencias a la religión católica, los templos católicos y las
fiestas patronales son omnipresentes con mayor o menor énfasis en los libros de todos
los países. Se habla de estos factores como patrimonio cultural, parte del folclor
y tema de la historia colonial, para apuntalar una identidad nacional homogénea y
monoétnica que gira en torno a una religión, una lengua y una cultura, justamente
la narrativa decimonónica que el multiculturalismo y la escuela intercultural quieren
exorcizar.
Las religiones histórico-universales en los libros de sexto
Los libros de sexto grado de Honduras, Guatemala y Nicaragua, dedicados a la geografía
e historia universales, destacan las referencias al brahmanismo, budismo, islamismo,
judaísmo y cristianismo. Vale la pena detenerse un poco en el espacio dedicado a cada
una de estas religiones y al énfasis temático adoptado.
El libro de Santillana que usan los niños de Honduras apenas dedica un párrafo de
tres o cuatro líneas al brahmanismo y el budismo en conjunto; en cambio, dedica sendas
páginas a los siguientes siete tópicos entre los que predomina, sin lugar a dudas,
el interés por los sucesos europeos o relacionados con él: el cristianismo y el Imperio
romano, la Iglesia [católica] y la cultura medieval, el Islam, las cruzadas, el judaísmo,
la Reforma y la Contrarreforma. Bajo el título “Época de persecuciones”, se narra
el nacimiento del cristianismo ocupándose del Imperio Romano, prácticamente sin referirse
a los principios doctrinarios.9
En extensión similar, de una página, bajo el rótulo “Una religión con una fuerza militar”,
se narra el surgimiento y la expansión del Islam. En las primeras líneas se expresan
los fundamentos básicos de su credo y el resto trata de su expansión política y militar.
Llama la atención que, al considerar la prédica de Mahoma, se diga que, “según él”,
recibió la revelación de Alá. Parecería inaudito para la sensibilidad católica siquiera
pensar en este giro, “según él”, para expresar que, según el propio Cristo, él es
el hijo de Dios, pues indicaría cierta duda o incluso una descalificación.10
Ante tal amenaza, la Iglesia católica medieval respondió con las cruzadas y fue la
artífice del nuevo orden, según se desprende del texto, en el que se identifican con
claridad los intereses económicos y políticos de los grupos beneficiados con tales
guerras.11
La sección dedicada al judaísmo lleva por título “La dispersión de un pueblo” y en
ella, sin detenerse a explicar las creencias, se dedica a exponer el papel de esta
religión en la historia europea.12
Al referirse al surgimiento de las Iglesias protestantes, explica el poder de la católica,
el descontento con algunas de sus acciones, la protesta de Lutero en Alemania y sus
consecuencias. El libro dedica la lección titulada “Conflictos religiosos” íntegramente
al luteranismo, a excepción de tres líneas finales en las que menciona el calvinismo
y el anglicanismo, aunque nada explica de las diferencias doctrinales entre las Iglesias
reformadas y entre éstas y la católica.13
En el tema titulado “La reacción de los católicos”, en cambio, se señalan los cambios
o pasos que no alcanzó a dar el catolicismo en la llamada contrarreforma en relación
con los protestantes.14
En fin, la unidad dedicada a la historia universal en el libro de sexto año editado
por Santillana para las escuelas hondureñas menciona, casi de paso, la existencia
de las religiones del mundo oriental o Lejano Oriente: brahmanismo, budismo, etcétera;
de las nacidas en el Cercano Oriente, islamismo, judaísmo y cristianismo, se ocupa
con mayor detenimiento, pero sólo como acontecimientos históricos importantes para
Europa, sin dar explicaciones de los contrastes doctrinarios.
En la segunda unidad del mismo libro de Santillana, dedicada a la Geografía física
y humana, están ausentes las referencias a las religiones; en cambio las toma en cuenta
el libro, también de Honduras, editado por Ramiro Colindres y publicado por Graficentro
Editores en 2005. En Estados Unidos, dice, predominan los protestantes, en Canadá
y América Latina los católicos, en Europa los cristianos divididos en católicos, protestantes
y ortodoxos a excepción de Albania en donde son mayoría los musulmanes (Graficentro hn.6º. 2005: 41, 49, 50).
De Asia, explica que “es la cuna de las principales religiones del mundo. El budismo
predomina en Oriente; el hinduismo en la India; el Islam al oeste y sureste; el cristianismo,
que nació en Palestina, está presente en la mayoría de los países asiáticos” (Graficentrohn.6º. 2005: 77). En África:
La mayoría de los habitantes de raza negra practican las religiones animistas o sea,
creen que todos los seres materiales tienen alma y son vivientes. Los fenómenos naturales
son interpretados como expresión buena o mala de las cosas que los producen. Los abisinios
y descendientes de europeos, son cristianos. El mahometismo es la religión de la mayoría
en los pueblos árabes, sudaneses y muchos negros (Graficentrohn.6º. 2005: 105).
En Oceanía en general hay un predominio cristiano, católico y protestante, pero se
practican las religiones bahai, hindú, musulmana, panteísta y animista (Graficentro hn.6º. 2005: 130).
En el capítulo dedicado a la historia es más prolífica la presencia del tema religión,
se ocupa de caracterizar las creencias, no sólo de enunciarlas, y esa es su cualidad
y contraste con la pulcra, didáctica y dosificada edición de Santillana. Incluso en
el capítulo de geografía, al referirse a África, como se lee en la cita anterior,
informa del carácter central del animismo. Ciertamente el libro de Graficentro adolece
del uso de terminología racial y poca sofisticación didáctica exhibida en la composición
de la edición, de colores recargados, márgenes estrechos, textos muy amontonados y
extensos, aunque agotado en una colección de fichas temáticas bien ordenadas. Sin
embargo, permite a los alumnos informarse de en qué consiste la diversidad religiosa,
más allá de las simples denominaciones. Repasa así las creencias de los pueblos antiguos
de Mesopotamia, Egipto, Persia, China, India, Grecia y Roma (Graficentrohn.6º. 2005: 179, 183, 186, 189, 190-191, 202). El ejemplo de la India es insuperable para ver lo prolífico del tratamiento del
tema, que en términos didácticos es poco eficiente para el aprendizaje, pero sin duda
hace mayor justicia al conocimiento y aprecio de la diversidad.15
Sin duda es contrastante el tratamiento dado entre editoriales al tema de las religiones
en el Lejano Oriente, en una ausente, en la otra presente con énfasis histórico además
de doctrinario. En las religiones del Cercano Oriente -judaísmo, cristianismo e islamismo-
el contraste, además de la mayor amplitud histórica, está en el énfasis doctrinario,
incluso con citas bíblicas, ausente en la editorial Santillana.16
Este contraste se mantiene en los libros de otras editoriales frente a los de Santillana
en Guatemala y Nicaragua, y a los de países como Honduras, que se ocupan en el sexto
grado de la historia universal (Susaeta gt.6º. 2003; Santillana gt.6º. 2009a; San Jerónimo ni.6º. 2006; Santillana ni.6º. 2007).17
Consideraciones finales
Los libros de Ciencias Sociales de los países de Centroamérica tratan el tema de la
diversidad religiosa apenas como enunciando su existencia, y no reflejan la importancia
numérica del fenómeno, mucho menos los contrastes doctrinarios. En cambio, naturalizan
la catolicidad mediante la invocación de templos, fiestas patronales y tradición como
patrimonio cultural, parte del folclor y la historia, como característica de la identidad
nacional, dominante, homogénea. Está ausente en ellos la visión multicultural que
aboga por una escuela intercultural, en donde se respete, celebre y aprecie la diversidad.
En un artículo dedicado a la escritura de la historia y la interculturalidad contra
la visión decimonónica del discurso monoétnico nacionalista, Elisa Cárdenas aboga
por una reescritura de la historia desde una efectiva perspectiva intercultural, que
no se agote en la enunciación de culturas a manera de un catálogo, “que hace de éstas
compartimentos estancos, sino atendiendo a los lugares y formas de la interacción
entre diferentes” (Cárdenas, 2013: 16-17). Lo mismo debe pedirse a los libros escolares respecto a la diversidad religiosa,
ya que hasta ahora lo que hacen es naturalizar la religión católica, sólo nombran
otras denominaciones cristianas y apenas mencionan algunas otras creencias al tratar
sobre el presente. Cuando se ocupan de las Iglesias históricas y de religiones universales,
lo hacen en términos de la historia antigua, no de la diversidad contemporánea de
creencias, y lo hacen desde un destacado interés eurocéntrico y catolicéntrico por
historiar los antecedentes de la homogénea identidad nacional.
En resumen, la puesta en boga de regímenes con principios democráticos, promotores
de la conservación ambiental, el respeto de la diversidad cultural y los derechos
humanos en los países de Centroamérica, no se refleja en los libros de texto utilizados
en el área de Ciencias Sociales de la escuela primaria. Más bien traicionan tales
principios, aunque algunos los invocan hasta la saciedad; reproducen los principios
establecidos en los programas oficiales convirtiéndolos en estribillos de moda, conductas
de fachada circunscritas a llanos discursos políticamente correctos en relación con
el aprecio y respeto de la diversidad, la cual se agota en el simple listado de adscripciones
religiosas principales y el repaso de la aparición histórica de las religiones universales,
sin reflexión sobre los contrastes doctrinarios entre ellas, los conflictos contemporáneos
en su nombre y la multiplicación de las denominaciones en el último medio siglo. En
cambio, se presenta la catolicidad naturalizada como un hecho histórico, patrimonio
cultural y folclor. Por tanto, la presentación de la diversidad religiosa en los libros
escolares trabaja en dirección contraria a la convivencia intercultural y a la constitución
de un patriotismo constitucional.