Presentación


Los trabajos incluidos en este volumen de la revista LiminaR. Estudios Sociales y Humanísticos revelan una realidad amplia, rica, a través de los diferentes contenidos que nos aproximan a ella. Varios de los artículos ofrecen marcos teóricos ligados al campo de la antropología médica, una especialidad que aborda preocupaciones básicas de la antropología. Entre sus especificidades se encuentran el análisis de los procesos salud/enfermedad/atención y el estudio de los contextos médicos —los avances técnicos actuales, la cronicidad de muchas enfermedades, etcétera—, vistos como productos de la vida política, económica, social y cultural.

La antropología médica, por un lado, cuestiona, problematiza y desnaturaliza las verdades en las que se apoya el llamado modelo biomédico; por otro lado, estudia los conocimientos normativos y terapéuticos en los que se sustentan las cosmovisiones e ideologías de los diferentes grupos sociales. Estudia el sufrimiento humano y la experiencia del enfermar; el rol del enfermo y los itinerarios terapéuticos; el cuerpo —corporalidad, embodiment—, con sus diferentes significados y significantes; y el género como eje transversal. Ámbitos clave de la antropología, como el análisis del poder, la subordinación, la cultura, las creencias, los lenguajes o la religión, por citar sólo algunos, pueden formar parte de su campo de estudio. Los diferentes enfoques que en la actualidad estudia la antropología médica nos hablan de su riqueza teórico-conceptual.

Abren este número dos estudios interconectados referidos a la lucha frente a la mortalidad materna que exponen cómo la interacción entre los diferentes sistemas médicos puede ayudar a disminuir este problema social. Inician la reflexión Hilda Argüello y Ana Mateo González con un análisis de las causas de la exclusión que sufren en la actualidad las parteras tradicionales. Con un claro posicionamiento desde la interculturalidad, muestran que, al igual que en la Edad Media, hoy en día existe una lucha de poder entre los estamentos médicos oficiales y los subalternos, representados estos últimos por las parteras. A partir de una visión histórica, y a través del análisis del discurso de la Organización Panamericana de la Salud, abogan por el reconocimiento de estas especialistas que se sitúan entre dos mundos. A continuación, Graciela Freyermuth muestra las cifras de mujeres que han muerto en Chiapas en los últimos años por causas derivadas de la maternidad: entre 2002 y 2012 fallecieron en esta entidad 1103 mujeres, de las cuales 230 lo hicieron en el hogar. Estos números obligan a reflexionar sobre la prestación de servicios de salud a mujeres embarazadas y cómo las relaciones desiguales de género, la generación y la etnia influyen en el acceso de las mujeres a la atención por complicaciones obstétricas. Las dificultades en el encuentro de la paciente con el médico pueden explicar en parte las cifras, lo que redunda, una vez más, en la importancia de tomar en cuenta la interculturalidad en los servicios de salud. El seguimiento a las propuestas que la autora presenta en las conclusiones podría contribuir a mejorar el vínculo de las mujeres embarazadas con los prestadores de servicios de salud gubernamentales.

El trabajo de Rubén Muñoz muestra un modelo interpretativo diferencial. Su investigación, realizada entre tsotsiles de Los Altos de Chiapas portadores de VIH, puede englobarse en los estudios referidos a la antropología médica crítica aplicada. Basado en un amplio trabajo de campo, y desde un eje teórico centrado en la violencia estructural e institucional, denuncia el racismo y la discriminación que imperan en determinados estamentos sanitarios de este estado sureño y que dificultan el acceso de este sector de la población al tratamiento antirretroviral.

Mónica Adriana Luna y Georgina Sánchez presentan, a su vez, una investigación realizada con metodología participativa. Las pertinentes preguntas que plantean las autoras en esta investigación —es decir, si los avances biomédicos se reflejan en una mejor comprensión de la infección por el virus de papiloma humano y del cáncer cervicouterino, y si esta comprensión se refleja en acciones de prevención oportuna, como el uso o no de la vacuna— se discuten a lo largo del texto. Entre sus conclusiones mencionan que la población estudiada considera más importante platicar sobre las prácticas sexuales en pareja que utilizar protección o realizarse el Papanicolaou.

La búsqueda de significado para los numerosos suicidios acaecidos en dos comunidades choles es la temática tratada por Gracia Imberton. En su artículo expone la importancia de la antropología para la comprensión de dicho fenómeno social, a la vez que muestra las dificultades y las soluciones encontradas en el proceso investigativo dado el elevado subregistro de casos y los significados conferidos por los habitantes choles desde su cosmovisión. Concluye con el establecimiento de algunas correlaciones entre posiciones sociales, conflictos y vulnerabilidad suicida.

En su artículo, Miguel Jesús Hernández destaca los vínculos reconocidos entre la religión y el proceso salud/enfermedad/atención. A través de un fuerte entramado teórico, este autor reflexiona sobre una de las propuestas metafísicas religiosas que hace de la enfermedad y la sanación su campo de conversión y agencia, la Ciencia Cristiana, fundada por Mary Baker Eddy en la segunda mitad del siglo XIX.

El trabajo realizado en Santiago de Cuba por Ligia Lavielle muestra un mundo aparte, no sólo geográfico. La autora enseña cómo el consumo cultural, específicamente el musical, ayuda a conformar las construcciones identitarias de los jóvenes; asimismo, establece una clasificación de las formas asociadas al consumo de un género musical controvertido, el reguetón, para insistir en el carácter dinámico de los procesos socioculturales que se derivan de él.

Uno de los campos más en auge en estos últimos años dentro de la antropología médica es la antropología de la alimentación. Si bien los siguientes dos estudios no pueden englobarse en este campo, tienen como característica definitoria un producto básico para la alimentación, el maíz, y otro complementario y nutritivo, las verduras silvestres. Renzo D’Alessandro y Alma Amalia González analizan el Programa Maíz Solidario aplicado en Los Altos de Chiapas y valoran la aplicación de la noción de red sociotécnica, que ofrece referentes teóricos para entender las interrelaciones entre los polos científico, técnico, estatal y productivo que intervienen en la puesta en práctica del programa. A partir de las discusiones entre los actores se observa que éstos están en su mayoría en contra del paradigma tecnológico institucional de reconversión productiva y de paquetes tecnológicos.

Celina Guadalupe Solís y Erin Ingrid Jane Estrada enfocan su trabajo en la cultura alimentaria de las mujeres pertenecientes al Colectivo Mujeres y Maíz de Teopisca, Chiapas. Explican la importancia de los huertos familiares, espacios laborales propios de mujeres los cuales contribuyen a la diversidad ecológica y a la conservación de verduras silvestres autóctonas. Destacan también la trascendencia de las prácticas culinarias tradicionales que realizan con estos productos.

Desde la teoría política, Luis Rodríguez Castillo centra su investigación en las políticas públicas impulsadas por el Estado a partir de la llamada Agenda Chiapas-ONU, y su correlato con el programa Ciudades Rurales Sustentables. En su artículo, expone un panorama variopinto de las disputas por el control ideológico y político del espacio público desde los discursos de los agentes involucrados en estas políticas.

Carine Chavarochette realiza un recorrido histórico por la zona fronteriza entre Comitán, Chiapas, y Huehuetenango, Guatemala, que abarca los siglos XIX y XX. En su artículo pone en discusión distintos conceptos de frontera —política, social o étnica—, que analiza a través de la tenencia de la tierra y de las romerías transfronterizas. Concluye que la identificación fronteriza se articula con la identidad étnica, nacional, regional o campesina, especialmente en tiempos de crisis.

La sección de artículos de este número finaliza con un trabajo histórico sobre el tabaco, uno de los grandes aportes de América al mundo. Desde los inicios de la invasión española, tal como explica Carlos Uriel del Carpio, esta planta aportaba ingresos significativos a las arcas públicas, en 1634, para la Hacienda de Castilla y, en 1766, para la Nueva España. En su artículo, entre otros temas, describe el contrabando de este producto que se realizó en la Audiencia de Guatemala en el siglo XVIII, dados los bajos precios que se pagaban y los controles funcionariales que se implicaron para una subida sustancial de precios, con argumentos, en ocasiones, muy similares a los actuales.

Rafal Reichert transcribe un documento fechado en 1792 en el que el ingeniero Antonio Porta y Costa describe la expedición que realizó a través del río Motagua, en la búsqueda de una nueva vía comercial entre la costa caribeña y Nueva Guatemala. Dicho documento aporta información etnográfica de la época —modos de vida, de producción—, junto con su propuesta de una nueva ruta de transporte fluvial.

La reseña de González Ponciano nos invita a leer y disfrutar el número 107 de la bellísima colección Artes de México, coordinado por Mario Humberto Ruz, que habla del arte del tiempo entre los mayas. Los ocho autores que escriben en este número analizan los diferentes sistemas calendáricos, rituales, agrícolas o basados en las cuentas largas, que nos aproximan al tiempo considerado por los mayas como cíclico, mítico o sagrado. Como dice este autor: “todo forma parte del libro que no cesa de escribirse, el mundo-libro del pasado, el presente y el futuro del maya”.

Para finalizar este número de la revista LiminaR, Emiliano Gallaga Murrieta reseña el libro El Golfo-Caribe y sus puertos. Tomo I, 1600-1850, que fue editado en 2006 por el Instituto Mora bajo la coordinación de Johanna Von Grafenstein Gareis. Gallaga anima a leer este libro sobre el desarrollo histórico de los puertos en la época colonial y su participación en la formación de una economía regional, en ocasiones ligada al comercio de esclavos, y en otras al comercio ilegal o a las fortificaciones militares.

Los textos de este número vienen acompañados de cinco obras del fotógrafo oaxaqueño Luis Enrique García, joven artista gráfico que a su corta edad ha conseguido importantes logros, como la beca Jóvenes creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes 2012-2013. Asímismo, su obra fotográfica ha sido expuesta en foros nacionales e internacionales, como el Festival Internacional de Fotografía “Paraty em Foco” en Brasil, en el año 2013, o el Festival Tempocolor en Bélgica, en los años 2012 y 2014.

Montserrat Bosch Heras